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Ahora que estamos en la fase de optimismo, antes de que llegue la euforia de un nuevo ascenso a la ACB, quienes seguimos el baloncesto con interés por el deporte y simpatía por el equipo local hemos de agradecer la atención informativa que merece, particularmente a través de las retransmisiones televisivas. El fenómeno sociológico que significó en su momento se ha normalizado con el paso del tiempo hasta convertirse en una moderna seña de identidad menorquina con sus elementos correspondientes. Y uno de ellos es la voz de Miquel Cardona, tan unida a la trayectoria del equipo para cuantos han seguido y siguen al Menorca a través de IB3.

Esa voz ha desaparecido del medio y ahora la retransmisión no es lo mismo. Personalizar estos espacios constituye un mérito que debe valorarse. El partido del "plus" no es lo mismo sin sus habituales Martínez y Robinson, la voz forma parte del espectáculo, del "pack" que se dice ahora. Cardona sabe de baloncesto, le daba un ritmo adecuado, celebraba el triunfo del equipo sin estridencias, gritos ni exageraciones, habla el lenguaje de la calle, menorquín correcto sin imposturas, acompañaba las imágenes con la armonía que el medio demanda. Se le echa de menos. El ViveMenorca en la tele sin su narración parece un equipo más lejano, más extraño, no tan nuestro.