TW
0

Ya no queda espacio para la duda. El PSOE ha confirmado su apostasía con referencia a sus clásicas creencias que, desde su fundación, lo integraron en el internacionalismo proletario. Desde que Felipe González dejó la dirección del partido, y especialmente desde que Rodríguez es su mandamás, el socialismo español ha ido derivando de forma sorpresiva hacia posiciones radicales pro-nacionalistas en una dejación de su personalidad histórica como jamás se había visto en el panorama político español. Pasar de caracterizarse por defender la doctrina internacionalista a dejarse mecer en la cuna del más rancio y sectario nacionalismo es todo un cambio. Pasar de defender la solidaridad e igualdad entre los pueblos a defender lo particular en y de cada uno de los nuevos Reinos de Taifas españoles es realmente extraordinario.

En las últimas semanas se han producido diversos hechos que, por si quedara alguna duda, confirman este cambio. En Cataluña el principal representante del Estado español, el socialista Montilla, se alinea impúdicamente con quienes desean la segregación de la nación española. Lo hemos visto al frente de una manifestación cuya pancarta principal rezaba: "Som una nació. Nosaltres decidim".

En el pasado debate sobre el llamado estado de la nación (¿qué nación?), Rodríguez no afeó aquella demostración contra la legalidad española, sino que, en una declaración inaudita e inédita, más bien confirmó que haría todo lo posible por encontrar los caminos que pudieran servir para obviarla y poder lograr así los fines que el Tribunal Constitucional de España prohibió y/o apostilló disminuyéndolos. Cuando la sumisión del PSOE al PSC es total muchos socialistas sensatos (que los hay) ya se preguntan si no es llegada la hora de que se destrone a Rodríguez y se elija a un nuevo responsable del partido que pueda poner en vereda a los socialistas catalanes. Si el PSOE diera muestras de querer presentar sus propias listas en las elecciones catalanas frente a los insumisos del PSC, se acabarían de golpe todas las tonterías cantonalistas. La pena es que no lo harán, no de momento al menos.
Las repercusiones de esta dependencia del nacionalismo son también especialmente visibles en el socialismo balear. El pasado viernes día 9 de julio los separatistas catalanistas convocaron en Palma una concentración a favor del estatut de ... Cataluña (¿?) y en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional de España. Convocada por la Obra Cultural Balear (¿quien sino?) estuvo apoyada por ERC, PSM, UM, BLOC, etc. y... ¡¡¡ por el PSOE-PSIB !!!. Es decir, quien gobierna Baleares convocó/apoyó una demostración de insumisión contra la legalidad española. Si la mala (e increíble) noticia es esa, la buena es que sólo consiguieron engañar a "quatre replegats", no más de trecientas personas, buena parte de ellos paniaguados en defensa de sus sueldos. Pero la noticia (no demasiado difundida) es que ¡el PSOE estaba allí apoyando la desmembración de España!. Para completar el cuadro, el vicepresidente del Govern Balear, el socialista Berto Moragues proclamó "urbi et orbi" su indignación por la sentencia del Constitucional. (¿Tú también hijo mío?).

En Menorca hace ya tiempo que sufrimos la influencia del nacionalismo más rancio y vicario de Cataluña. Desde la lapidación de los nombres históricos de Mahó-Mahón hasta la reciente humillación de la personalidad menorquina al aceptar entregar un Premio menorquín en una sala de la Generalidad en prueba de vasallaje y sumisión devota ante el "bressol" catalanista. El socialismo ha perdido el norte.