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Ayer tuve que ir a ver qué tal estaba el ambiente en Es Castell. La respuesta es 'cargado'. Es lo que tienen las fiestas patronales y aquello de "celebrar", algo a lo que ya me he referido en otras ocasiones. A las siete de la tarde, el panorama mostraba, además de alegría, grupos de adolescentes bebiendo de una botella común mientras se reían de algún compañero que yacía en el suelo por haber compartido demasiado alcohol. Aproveché y me tomé la libertad de copiar algunas de las frases que escuché mientras paseaba: "Acábate lo que queda de la botella que se calienta", "vamos a beber rápido que luego hay mucha gente en la barra", "si no bebes pomada, ¿a qué vienes a Sant Jaume?, "necesito unas cuantas más o yo no aguanto"... Un alto porcentaje de ciudadanos podría haber dicho cualquiera de estas frases. Soy de la opinión de que cada uno puede hacer lo que quiera siempre y cuando respete a los demás y su entorno pero también hay que pensar en aquello que tanto repiten muchos vecinos: el verdadero sentido de las fiestas patronales (y no sólo ocurre con las menorquinas) se está perdiendo poco a poco. Gloriós Sant Jaume y gloriosa pomada.