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La profesión médica es un oasis en el desierto del mercado laboral español. Faltan especialistas, y especialmente en Menorca, donde se acaban de convocar 19 plazas a las que han optado once profesionales. Triste balance, sobre todo para los pacientes menorquines que vamos a sufrir las consecuencias de contar con menos profesionales de los que serían óptimos, una carencia que, según Antoni Gómez Arbona, se reduce a Pediatría. Aún así, el tema no es menor. Que falten médicos es grave; quizá no catastrófico, porque en la situación actual si usted se pone enfermo en el Hospital Mateu Orfila lo van a atender de forma satisfactoria y muy profesional, pero sí preocupante, porque con estas estrecheces en la plantilla el IB-Salut trabaja sin red y con algunas listas de espera demasiado largas. Por tanto, solucionar esta carencia merece una atención preferente y un esfuerzo decidido por parte de la Conselleria de Salud, por mucha crisis, déficit público y recortes generalizados que haya. De momento, las universidades poco ayudan. Sorprende que ante tanta demanda de facultativos sin satisfacer, la nota de corte para acceder a Medicina se sitúe por encima del 12, una de las más altas del campus. Pero esto mejor que no lo toquen. No sea que por haber muchos, aquí los vayamos a tener peores. Preocupados sí, desesperados no.