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Estoy convencido de que cuando hablamos, no son pocas las veces que no nos detenemos en el análisis de lo que decimos, incluso en aquellas personas que por su posición deberían tener estos cuidados. Fíjense en la siguiente conversación: Luis del Olmo entrevistaba a la señora ministra Trinidad Jiménez el día antes de la huelga general, y le preguntó qué iba a hacer ella el día 29. Contestación de la ministra: "estaré en el ministerio, como no puede ser de otra manera". ¡Hombre, no! Señora ministra, ¡no foti! ¿Qué es eso de que no puede ser de otra manera? Podía haber hecho usted la huelga, podía haber ido usted, un suponer, a visitar a unos enfermos a la planta de oncología de cualquier hospital, podía haber ido usted a darle un repaso a las increíbles listas de espera, no digo ya para una intervención quirúrgica, le señalo listas de espera de 6 meses para conseguir que un médico especialista de urología atienda a un paciente. Sí señora ministra, sí, seis meses de espera para una visita al urólogo, y le señalo dónde: en Alcalá de Henares. Y no le digo más, pero ya se dará cuenta que sí que podía ser de muchas maneras y no esa única y excluyente de estar sólo en su ministerio.

Estuve, un suponer, en el museo y a media mañana, después de haberlo visto casi todo, salí para fuera. ¿No me diga que salió usted para fuera?, ¿es que se puede salir, acaso, para dentro? Entreténgase un rato y haga la prueba de salir para dentro, ya se dará cuenta que es imposible porque siempre que se sale de donde hayamos entrado lo haremos para fuera. Es como lo de entrar, no nos damos cuenta y decimos, un suponer, llegué tarde a la reunión pero aun así entré para dentro. ¿Cómo que entró usted para dentro? No iba a entrar usted para fuera. Si entró, ya queda claro que tiene que ser para dentro.

El otro día, un suponer, cuando iba camino de la viña, se desató una tormenta que me caló de pies a cabeza. ¿Ha dicho usted que se desató? Pues sepa si le interesa que no hay al día de hoy ninguna tormenta que se haya desatado jamás, porque fíjese que cosas, para desatarse previamente hay que estar atada y vamos a ver, ¿alguno de ustedes ha visto alguna vez una tormenta atada o encadenada? Porque algunos dicen atada pero otros lo afianzan diciendo que se desencadenó una tormenta.

Otras veces decimos: iba, un suponer, por la plaza del Borne y decidí bajar al puerto a tomar un café, así que bajé para abajo. ¡Hombre claro! Si bajó usted, tuvo que ser para abajo. También decimos que esto o aquello cayó para abajo cuando es evidente que todo lo que cae, será para abajo. ¿Ha visto usted algo que cayera para arriba?, ¿acaso vio usted en esta vida a alguien que bajara para arriba? También decimos: estaba, un suponer, tomando café en un bar del puerto, y cuando vi la hora que era, subí para arriba. ¡Mare de Déu! Pues claro, alma de cántaro, que si subió tuvo que ser para arriba porque subir para abajo es simplemente imposible.

También decimos, un suponer: no se sabe la causa, pero se declaró un incendio terrible. ¿Cómo me ha dicho?, ¿que se declaró un incendio? Pues sepa usted buen hombre que los incendios no se declaran, no tienen nada que declarar y aunque tuvieran, no podrían hacerlo.

Otra costumbre muy generalizada, a la vez que tan absurda como falsa, es cuando afirmamos, un suponer, que menganito o fulanito habló muy bien el otro día, estuvo atento todo el mundo. ¡Oiga! Que quiero decirle yo que ya sería menos, porque en la reunión, haber lo que se dice haber, había quince personas y sepa que todo el mundo es algo así como 6.000 millones de personas. Fíjese pues qué parte más exigua del mundo fue la que estuvo atenta.

Hemos acuñado para referirnos a nuestros mayores lo de la tercera edad cuando ése es un concepto impropio, no hay ninguna tercera edad, cuando obviamos la primera edad o la segunda edad. Además, ¿hasta dónde sería correcto lo de la tercera edad? Hasta los 75 años, los 80, y a partir de ahí... ¿qué? Los que llegan a los 90 años o más, ¿tenemos que llamarlos de la cuarta edad?

No nos damos cuenta, y en eso me incluyo, manejamos el lenguaje alegremente, sin pararnos en el análisis. Y puedo decirles que sobre el tema se puede trabajar en varios artículos como éste.