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Mi más sincera y efusiva enhorabuena a los hermanos Miguel y Juan Carreras Torrent por el homenaje tan merecido que recientemente se les rindió en las instalaciones del restaurante de Binissués. Un reconocimiento organizado por el Ayuntamiento de Ferreries, el Institut Menorquí d'Estudis (IME) y el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.

A la cena acudieron, entre otras personalidades, el señor alcalde de Ferreríes, Josep Carreres, el conseller de Cultura y presidente del IME, Joan Lluis Torres, leyéndose escritos de adhesión de los representantes de la UIB, Llorenç Huguet Rotger y Llorenç Pons Buades, también del director del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, Esteban Manrique y unas letras mías que les mandé excusándome por no poder asistir a su homenaje, al que agradezco que me invitaran, pero como un día le pedí a Dios que me diera un alma viajera, me pilló el compromiso con otro compromiso ya contraído. Por eso, ahora que ya hemos parado quietos en casa, me complace comentar el buen acierto de los organizadores de un homenaje tan merecido, con lo que además, el Ayuntamiento de Ferreríes premiaba a dos de sus vecinos. Muy bien por el Institut Menorquí de Estudis colaborando en el evento (me quiero referir a las organizaciones político-administrativas y culturales menorquinas), aparte, claro está, de la Universidad Balear y el Museo de Ciencias de Madrid.

Este reconocimiento desmitifica la sentencia que afirma que nadie es profeta en su tierra.

Dignifica también a los organizadores, que han sabido ser los primeros en reconocer la ingente labor científica de los hermanos Carreras Torrent porque ahora, en justicia, deberán ser otras estancias las que, cuando lo consideren oportuno, otorguen parecido reconocimiento, toda vez que el Museo de Binissués, con ser de Ferreríes, lo es también de toda Menorca, de la Comunidad Balear y naturalmente, como uno de los más importantes de España por sus colecciones de artrópodos y por el conjunto de su biodiversidad.

El Consell Insular no puede permanecer ajeno a un fenómeno científico-cultural de esta envergadura. Estoy seguro que en el futuro seguirán estimulando la labor de más de 40 años de dedicación de Miguel y Juan Carreras, que han trabajado hasta conseguir tener en Menorca un museo que debe figurar como aporte cultural de la Isla en aquella difusión propagandística que se haga de cara al turismo que nos visita.

Sin duda, el homenaje que acaban de recibir los artífices del Museo de Binissués, viene a reconocer su trabajo, su dedicación, su paciente rebusca de nuevos ejemplares para engrandecer sus colecciones y cuando un trabajo es tan altruista como el suyo, lo menos que se puede esperar es el reconocimiento de la ciudadanía acudiendo a las dependencias del museo para verlo. Las autoridades político-administrativas, las sociedades culturales y la comunidad científica, deben aportar sus reconocimientos, que sigan estimulando tan ingente labor, porque a fin de cuentas, lo que los hermanos Carreras están haciendo es potenciar el patrimonio artístico-cultural de Menorca y por lo que se puede ver en las instalaciones de Binissués, el listón está ya a gran altura. Muchas serían las ciudades españolas que estarían encantadas y orgullosas por tener un museo de ciencias físicas y naturales como el que tiene Menorca. Claro que para eso, primero tendrían con contar con dos hermanos como estos dos de Ferreríes, dos naturalistas, como dicen Llorenç Huguet y Guillem Pons Buades, que han heredado "el antiguo espíritu del coleccionismo científico de los coleccionistas del siglo XIX".