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El Govern anunció ayer la puesta en marcha, para el próximo mes de febrero, de tres programas para promover el empleo en las Islas. La actuación, en la que se invertirán 24 millones de euros para ocupar a 10.000 parados, es positiva por cuanto supone una esperada y demandada reacción ante la continua escalada del desempleo y porque intenta huir de las políticas pasivas abonadas únicamente a la subvención. El Ejecutivo presidido por Francesc Antich no podía seguir poniendo parches a un problema que afecta ya a 92.000 personas en el conjunto de Balears, 7.000 de ellas de Menorca.

Las medidas también son un paso obligado para intentar corregir otros males endémicos de nuestra sociedad, como son la falta de formación y la necesidad de adecuar el perfil profesional a las exigencias del mercado laboral. Precisamente, el acercamiento a las empresas y la oferta de incentivos a la contratación es imprescindible para el éxito del programa.

Las actuaciones previstas no deben quedar como un hecho aislado, además de complementarse con planes de respaldo empresarial que acompañen la travesía de la crisis a los primeros signos de recuperación económica.