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Un profesor británico con mucho tiempo libre ha establecido una fórmula matemática para calcular los días que son más o menos favorables para el estado del ánimo. Según la ecuación, el lunes fue el peor día de 2011. La fórmula y los parámetros que emplea dejan muchos espacios para la duda. Se centra en el clima, la economía, los recuerdos de las vacaciones y las expectativas incumplidas. Después de darle varias vueltas al asunto, sobre las diez y media de la noche, di por aniquilada la teoría del profesor británico: un once en la quiniela. No esperaba mucho dinero, pero al menos que la próxima me saliera gratis. Luego, ya casi a medianoche, consulté el escrutinio: mi premio era de cero euros, retenciones e impuestos incluidos. Consulté inmediatamente el premio de un pleno al quince: 769 euros, un poco más que el salario mínimo interprofesional. No hay derecho.
Uno hace la quiniela con ilusión, con el deseo de darse un caprichazo e incluso darle con la puerta en las narices al jefe... Y nada. Lo acierta todo y le da para irse de rebajas. Por obra y gracia de Messi y Benzema, la economía y las expectativas incumplidas confirman la teoría del profesor inglés. Tampoco el clima acompañó el lunes y los recuerdos...
Evitarán que me ilusione en exceso mientras llene con crucecitas la próxima quiniela. Ni la ilusión nos queda. Maldita crisis.