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Se apela al esfuerzo y la solidaridad con frecuencia en los últimos tiempos como recetas para superar la crisis en la que estamos inmersos. Todos tenemos que arrimar el hombro pero parece que unos más que otros. El Gobierno ha conseguido sacar adelante su iniciativa de retrasar la edad de jubilación, algo que se pretende gradual y no forzoso. Los curritos tendrán que trabajar más para asegurarse las pensiones y contribuir al mantenimiento del Estado del Bienestar, aunque algunos quizás lo hagan en balde.

Comisiones Obreras ya ha advertido de las dificultades con las que topará el colectivo de fijos discontinuos que se concentra principalmente en las regiones insulares. Mientras vuelve a estar en tela de juicio la pensión que cobran los parlamentarios sin que se presuman rápidos y eficaces avances en su revisión, que, por otra parte, ni se aventuran en el caso de las asignaciones que cobran nuestros insignes expresidentes, Felipe González y José María Aznar, compatibilizándolas además con retribuciones del sector privado. No resulta muy edificante, qué quieren que les diga.