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En innumerables ocasiones confundimos la valoración sobre una trayectoria, sobre un trabajo, con la confianza. Somos muchos los que confiamos en personas y proyectos, que no disponen de una valoración suficiente o profesional, pero seguimos confiando. ¿Por qué?

En mi última visita a Palma de Mallorca, la semana pasada, un taxista me comentaba la "falta de confianza del PP con Jaume Font" ya que era un "valor" seguro que el partido perdería y así ha sido. Le pregunté al Sr. Taxista, ¿y sabe usted cuáles han sido los logros del Sr. Font?. Su contestación fue: "No sé ninguno ahora pero me cae bien y me merece confianza".

El caso de los políticos acabará (si no es así ya) siendo una profesión más comercial que de gestión o gerencia y por consiguiente más de confianza que de valoración. (Véase el caso del PSOE – PSM en Menorca). ¿Cuántos de nosotros compramos o contratamos ese producto, ese servicio por confianza sin atender a una valoración más profesional? ¿y cuál es luego el resultado?

Sería necesario, en el caso de la política, que se mezclara la confianza y la valoración, al menos a partes iguales para así conseguir un "pleno al 15". Es decir, lo que realmente debe transmitir un político es a la par que confianza, la demostración en una gestión valorada con coherencia y seguridad, sobre todo atendiendo a un riguroso "sentido común", en pro de la mayoría del país, de la comunidad de la Isla y no en beneficio propio o de los suyos.

En las últimas estadísticas y encuestas de la prensa en general, estos días se ha estado hablando reiteradamente de las pocas o nulas valoraciones que hace la población al respecto de los políticos y los partidos. Curiosamente lo que no aparece en la prensa local (y no entiendo el motivo) es el resultado "general" de estas valoraciones sobre la confianza.

Nombres como Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, Artur Mas, Josep Durán o Rosa Díez (curiosamente la única mujer), son algunos de los analizados en el informe y el resultado publicado en muchos medios, sobre todo digitales, es sorprendente. Me he permitido hacer un apunte por si es de su interés:

Valoración – confianza del 1 al 5.
Rosa Diez = 4,65; Josep Durán = 4,20; Mariano Rajoy = 4,18; Artur Mas = 4,12; J.L. Rodríguez Zapatero = 3,83.

Soy consciente y conocedor que las estadísticas y encuestas no son, en muchas ocasiones representativas de la realidad concretada el día de las elecciones, pero he querido apuntar esta situación para hacerles llegar otra de mis inquietudes.

Si el sistema electoral cambiara sustancialmente dando por abiertas las listas, para que los ciudadanos podamos votar a la persona y no al partido, sería con toda seguridad la herramienta que nos ofrecería la posibilidad de conseguir un candidato que nos mereciera esa confianza y nos ofreciera una valoración como gestor lo suficientemente profesional. Lo que nos desmerece la confianza en la mayoría de los casos, es la manera de gestionar esos partidos políticos que difícilmente, ofrecen en su seno una gestión democrática aunque suponga un agravio para la gestión cotidiana y administrativa del mismo.

Otra de mis "inquietudes" es conseguir la valoración del equipo mediante la confianza y ésta conseguirla mediante un trabajo lo más profesional posible. Con ello conseguiríamos una participación mayor de la población y por supuesto el interés general de los ciudadanos para con el funcionamiento político de la administración en definitiva de lo público. Hay que recordarles a los políticos que están al servicio de los ciudadanos y no al contrario. Son los ciudadanos de un pueblo, de una isla, de una comunidad, de un país, los que mantienen en el poder esa clase política y no al contrario, por ello, son necesarias herramientas más modernas, más transparentes, más democráticas y sobre todo más ágiles para conseguir "destronar" esa clase política con toda rapidez o de lo contrario estamos convirtiendo una "clase política" en una carga inútil y sobrevalorada que pagamos todos.

El país, la comunidad, la Isla, están cambiando, las empresas, los trabajos, la forma de vivir está cambiando, es necesario que también cambiemos, regeneremos la vida política y de partidos para bien de todos nosotros o de lo contrario tendremos cuatro años más de incremento administrativo –de confianza– que pagaremos todos irremediablemente.

Si desde el Gobierno de España se nos anuncia que un ciudadano medio llegará a cambiar hasta ocho veces de trabajo y que deberá cotizar hasta cuarenta años para conseguir una jubilación, ¿Cómo puede haber políticos anclados eternamente en un cargo sin valorar su capacidad profesional y mereciendo una jubilación con solo siete años de servicio?

En fin….