Carrer de Sant Cristòfol (después de Isabel) II. Engalanado para recibir a la reina que dio su nombre. Algunos de estos faroles se los llevó a la Corte - Archivo M. Caules

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Es preciso describir, los buques que acompañaron a la reina, al rey consorte y séquito, la cantidad de gente que conllevo el desplazamiento de tan regias personalidades, jefes, oficiales, marinería.
Diez fueron los buques que escoltaron a la fragata de guerra española Princesa de Asturias de 48 cañones. Su comandante el capitán de navío, Patricio Montojo.
Rey Francisco Asís, de 32 cañones. Comandante, el brigadier, Ramón Mª. Pery.
Corbeta española de guerra Mazarredo de 46 cañones, comandante el capitán de fragata Victoriano Sánchez.
Vapor de guerra español Isabel II de 46 cañones, su comandante el capitán de navío Mariano Pery.
Vapor de guerra español San Francisco de Borja de 2 cañones, comandante el capitán de navío don José Mª. Llaneras.
Vapor de guerra español, General Álava de 2 cañones, su comandante el teniente de navío José López Seoanne.
Vapor de guerra español San Quintín de 2 cañones, comandante el teniente de navío Francisco Llanos.
Vapor de guerra español Liniers de 2 cañones, su comandante el teniente de navío don Calixto de Heras.
Vapor de guerra Lepanto de 2 cañones su comandante el teniente de navío don Juan Martínez.
Vapor español de guerra Patiño de 2 cañones, su comandante el teniente de navío Manuel de la Puente.
Vapor de guerra francés Gomer de 42 cañones su comandante el capitán de fragata Mr. Fiereck.

Debido a la cantidad de jefes y oficiales de Marina, que se encontraban en nuestra ciudad, no es extraño que los mayores comentaran que jamás habían visto tantos marinos en el interior de la iglesia de Santa María, con motivo de ofrecerles un recital de órgano. Era la primera vez que el monumental instrumento sería escuchado por una reina, con anterioridad jamás nos había visitado ningún rey.

Se engalanó nuestra parroquia con profusión. Los arcos de las capillas laterales lucían estandartes con los colores nacionales, cubriendo los arcos de todas las capillas y en el arco del altar mayor, cuyas paredes estaban adornadas con colgaduras de terciopelo, en las de ambas capillas laterales se enlazaban lindas fajas blancas que aumentaban su adorno.

Al llegar sus majestades delante del templo, fueron recibidos por el Ilmo. Sr. Obispo y cabildo de la catedral que al efecto habían venido de Ciutadella y por la reverenda comunidad de la parroquia, entrando su majestad bajo palio en el templo, donde se cantaron un solemne Tedeum y la Salve. Durante esta ceremonia, cuatrocientas luces perfectamente distribuidas en los altares, arañas y cornisas iluminaban la iglesia. En la parte exterior dos arcos triunfales ocupaban ambos lados de la puerta principal. Entre las columnas del de la derecha estaban colocados los bustos de Isabel la Católica y Carlos III, y en el de la izquierda los de Alfonso III de Aragón y don Pelayo.

En el primero dos ángeles, que tenían en sus manos las insignias reales de cetro y corona, con una cinta llena de alusiones en latín. En el segundo otros dos ángeles sosteniendo una corona de laurel, presentando otras inscripciones. Desde los arcos a la puerta mayor corrían dos galerías con cuatro pilastras cada una que sostenían ocho macetas de flores, escudos que representaban las ocho parroquias de esta diócesis, con dos banderas nacionales en cada uno de ellos, y debajo las cifras de Isabel II orladas de laurel. Sobre la puerta mayor donde colgaba una airosa tienda real blanca y encarnada en grandes y transparentes características se leía:

A S.M. la reina doña Isabel II (La diócesis de Menorca). Festones de mirto y guirnaldas de flores guarnecían los cordones de la fachada, que contaba más de mil luces.
Mientras en la iglesia, se exhibía tanto boato, las señoras con sus joyas y alhajas, vestían sedas y magnificencias, el pueblo pedía un trabajo y un sueldo digno. Copio para ustedes los precios de aquel septiembre de 1860:
La cuartera de trigo xexa conocido como candeal, 84 reales
La cuartera de cebada, 42 reales.
La cuartera de garbanzos, 96 reales.
La cuartera de habas, 60 reales.
La cuartera de arroz, 22 reales.
Queso (entreseco), quintal, 260 reales.
Patatas, quintal, 46 reales.
Leña, quintal, 5 reales.
Carbón, quintal, 46'66 reales.
Lana, quintal, 220 reales.
Aceite, Cuarter, 25 reales.
Vino tinto, Cuarter, 10 reales.
Aguardiente, Cuartín, 40 reales.
Carne de vaca, la libra de 36 onzas, 5'33 reales.
Carne de carnero, la libra de 36 onzas, 5'33 reales.
De cerdo, la libra de 36 onzas, 6 reales.

No es extraño, que los hijos de este país, emigraran a otras ciudades, en busca de un mayor bienestar. Del puerto de Ciutadella partiría a mediados de octubre rumbo a la Habana, el velero corbeta Ciudadelano de porte 285 toneladas, su capitán don Juan Moll admitiendo fletes de un resto de palmeras y pasajeros para los cuales ofrecía las comodidades apetecibles. Despachándose en la misma ciudad en casa de D. Juan Sancho, domiciliado en la plaza Nueva.

Desde el puerto mahonés se anunciaba la salida del bergantín goleta Concha, para Alicante. Su capitán don Juan Thomas, admitiendo cargo y pasajeros. Lo despachaban los señores Ládico Hermanos.

Estaba para alquilar, la casa nº 1 de la calle de santa Catalina de ésta, tiene todas las comodidades necesarias para una familia. Informarán en la plaza de la verdura (sic).
En casa de Miguel Hernández es gogaser calle de los Frailes esquina a la de san Jaime, se vende azúcar quebrado a 43 reales de vellón la arroba.

Otro anuncio informaba que se cedería en precio cómodo unos gemelos de excelentes cristales propios para teatro. Se daría información en el mismo periódico.
Aquel mismo día se anunciaba la función en el Teatro, de la ópera de Donicetti. Gemna Di Vergy. A las 8 de la noche. En el despacho del mismo teatro se empezaba un nuevo abono para las diez primerísimas funciones, bajo los precios siguientes.

Palcos de platea 480 reales. Palcos de 2ª fila, 140. Palcos de 3ª fila, 70. Butacas sin entrada 25.
En la imprenta informarán de quien tiene para vender un caballo de casta pequeña, llegado de Cerdeña.

Otro anuncio que llamaba mucho la atención era el que hacía el dueño del gran surtido de perfumería de la calle del Portal de Mar debajo del campanario. Participaba a sus parroquianos que solo dispondría de despacho hasta el día siguiente al medio día por tener que marcharse el lunes.