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Si la política española fuera un árbol, me parece a mí que cada vez que lo zarandeásemos caerían a mogollón corruptos y corruptas a tenor de lo que uno se desayuna cada día nada más poner la radio o leer el periódico. Y lo inexplicable, lo que hace que la política esté empalagando al personal, es la escasa, cuando no inane, voluntad de erradicar esta lacra, precisamente por parte de la clase política. Debe ser que están abstraídos en su "deporte" favorito, que consiste en meter el dedo en el ojo del adversario. Quizá por eso no se enteran de las legañas que les tornan opacas sus propias retinas.

El PP acusa al PSOE con lo del Faisán y como un nuevo caso de presunta corrupción en algunas jubilaciones en Sevilla. A su vez, el PSOE acusa al PP en el caso Gürtel y recuerda con insistencia que al señor Camps, don Francisco, con el tema de los trajes y otras menudencias, que la justicia le ha tomado interés.

Lo del caso faisán debe aclararse y por pura higiene democrática, pagar por ello quien tenga que pagar si finalmente la justicia es capaz de aclarar el embrollo de esa madeja.
Lo de las jubilaciones, presuntamente fraudulentas, de Sevilla, está, como quien dice recién iniciado. Habrá que esperar en qué para lo que de momento ya huele mal, pero que muy malamente.

Lo de Gürtel también debe irse aclarando y sería de agradecer que para cuando principie la nueva legislatura, presumiblemente allá por el 2012, lo hiciera liberada de un lastre que fundamentalmente empuerca a un partido, pero Gürtel bien podríamos nombrarlo como el mascarón de proa, el emblema del albañal de la inmundicia generalizada de nuestra política democrática.

Lo de Francisco Camps es lo de "erralla y no enmendalla". Parece hasta mentira que un partido como el PP, que legítimamente aspira a la gobernación de España, cosa que puede alcanzar en las urnas de las próximas elecciones generales, no haya sido capaz de cortar de raíz tan absurdo como lamentable vodevil. Qué nefasto y negativo empeño tienen los partidos políticos en mantener en sus puestos a los que la justicia les toma interés por culpa de sus presuntas y a veces confirmadas corruptelas.

"La Fiscalía Anticorrupción ha presentado al Tribunal Superior de Justicia Valenciano un escrito de conclusiones en el que pide que Camps sea juzgado por un delito de cohecho continuado: haber recibido doce trajes, cuatro americanas, cinco pares de zapatos y cuatro corbatas por valor de 14.021 euros" y luego, va el señor González Pons y en un sarcasmo tan banal como lamentable reduce todo lo de Camps a "cuatro corbatas".

¿Cómo que cuatro corbatas? ¡No fotis tu! La Fiscalía no dice precisamente eso. Además, lo malo no es la cantidad, sino el hecho en sí, y encima un hecho continuado de cohecho, como si llevar trajeado a Camps fuera una cosa normal. Lo malo de Camps es que en todo un honorable Presidente (si la justicia confirma lo de la docena de trajes y Dios sabe qué otras cosas) sería que habría mentido cuando dijo que sus trajes se los pagaba él. Si por no importarle al PP semejantes desatinos viniera a resultar que Camps siguiera al frente de la Generalitat valenciana, después de juzgado por fin y confirmado por la justicia lo que la Fiscalía le atribuye, ¿sería Camps honorable?

Señor Rajoy, ¿no sabe usted aquello de la mona? ¡Sí hombre! Que "la mona aunque se vista de seda, mona es y mona se queda". Tendría usted un honorable, sí, pero con el marchamo de embustero, todo un honorable juzgado y encontrado culpable por un delito continuado de cohecho. Señor Rajoy, no me diga que en toda Valencia el PP no tiene quien sustituya a Camps para unas elecciones autonómicas que el PP va a ganar aunque no tenga a Camps.

La gente del PP no merece ir luego a unas elecciones legislativas (2012) con un presidente al frente de la política valenciana al que la justicia hubiera encontrado culpable de un delito de cohecho y que a pesar de todo ello, la dirección del PP lo mantiene en su puesto. Señor Rajoy, piénselo, hágase un favor a sí mismo y al buen nombre de la política.