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Tennesse Williams es uno de los grandes dramaturgos americanos del pasado siglo. Tiene obras tan conocidas como "Un tranvía llamado deseo", "La noche de la iguana", "La gata sobre el tejado de zinc", etc. En 1962 su obra "Sweet bird of youth" (Dulce pájaro de juventud) fue adaptada al cine bajo la dirección de Richard Brooks y contó con Paul Newman como su protagonista masculino principal. El argumento de la historia trata de las ilusiones de un joven que pretende ser actor. Para facilitarse el camino hacia el éxito enamora a una actriz mayor que él al tiempo que persigue al amor de su vida, la hija de un potentado político de su ciudad.

Este melodrama sureño nos muestra las ambiciones y anhelos de un representante de la juventud americana de los cincuenta, de la postguerra, que a pesar del tiempo transcurrido no difiere mucho de los de cualquier joven actual. Las épocas pasan pero las situaciones permanecen.

La juventud es la época de la vida humana cuando bullen las inquietudes y los proyectos de vida. Es natural, se comienza a vivir y el futuro se divisa como infinito ante uno mismo.

Para un joven saber sopesar, elegir y distinguir se convierte en algo decisivo para poder encontrar la forma de ubicarse en el mundo y labrarse un futuro. También en las opciones políticas es importante sentirse independiente y saber elegir y distinguir para poder alejarse de los clichés establecidos. Los totalitarismos acechan. Las tiernas mentes juveniles son el terreno abonado para sembrar imposiciones y recoger dictadores futuros. Solo la propia crítica y la oposición al dirigismo instaurado puede salvar la independencia de los jóvenes.

Muchas universidades alemanas sostienen desde hace ya muchos años enseñanzas de crítica democrática en sus cursos de verano. Estos cursos, muchos en lengua inglesa, son seguidos y compartidos por multitud de estudiantes llegados de todas las partes del mundo. La sociedad alemana es muy crítica. Es por ello por lo que cuenta en su conjunto con el mayor nivel cultural de Europa. Capacidad de crítica es cultura y cultura es riqueza. Esos cursos veraniegos enseñan a intentar separarse anímica y emocionalmente del aluvión de noticias y presiones mediáticas que recibe un ciudadano (un joven) en una sociedad occidental para alinearle y desarmarle argumentalmente ante las sutiles imposiciones de la sociedad consumista. Un toque libertario y liberador.

Pero muchos medios no solo intentan filtrar el consumismo materialista sino que también intentan filtrar creencias políticas a la moda que aseguren las fidelidades futuras de estos jóvenes. La manipulación está a la orden del día. La tergiversación de los conceptos está siempre subvencionada. Cualquier subvención en cultura es una forma de reconocer la sumisión al poder de quien la recibe por lo que le incapacita para criticarlo. Las subvenciones teledirigidas son la gasolina para forzar a seguir el viaje a lo largo del camino trazado por los totalitarios.

En Menorca (en Baleares) comprobamos cómo los jóvenes están expuestos a las políticas "políticamente correctas" que emanan de unos programas educativos bajos las órdenes de quienes defienden aquellas políticas totalitarias. Y ello imprime (o quiere imprimir) carácter.

Hace unos meses, a principios del verano pasado, vimos el resurgir de un nuevo Frente de Juventudes en Ferreries. Una conocida organización parafascista desembarcada (cual nuevo capitán Bayo) desde Mallorca organizó un nuevo campamento de la OJE bajo la mentira de la defensa de "nuestra" lengua. Regresaron las consignas, las antorchas, las banderas al viento, las amenazas, las jerarquías liberticidas (¿los flechas?) etc. Solo faltaban "las montañas nevadas". Educar a la juventud en la querencia por el totalitarismo es una de las más viles ingerencias que se pueden infligir a la educación.

Hace un par de años un grupo de estudiantes menorquines en Barcelona que pasaban unos días de vacaciones de Navidad en la Isla, mostraron también la peor de las sumisiones a las consignas dadas por quienes les adoctrinan en las universidades eco-nacionalistas y a quienes son sus agentes permanentes en la Isla. Fue patético verlos conformados en pequeños comandos idiotizados por esas consignas para ensuciar las rotondas de la Isla con lemas de un antiprogreso de pacotilla. Son quienes, desde la indigencia del conocimiento cosmopolita, pretenden que nuestra isla se quede al margen del progreso. La juventud no es una enfermedad que se cura con la edad, es un tramo de la vida del hombre que debe de servir no para alinearse con la estupidez sino para rebelarse contra esas alienaciones.