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Si usted se consolaba pensando que el seguro del coche le salía más barato por ser mujer o la póliza de salud más económica por ser hombre -ellas tienen menos accidentes y más leves, ellos una vida más corta- deje de hacerlo porque el 21 de diciembre de 2012 se acaba el chollo. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dictaminado que las aseguradoras deben acabar con esta política de "discriminación sexual". Dice la comisaria de Justicia, Viviane Reding, que esta decisión es un paso hacia la igualdad de sexos y que todos los clientes deben ser tratados por igual. ¿Qué problema hay ante una práctica "que diferencia, no discrimina, y de la que "se benefician todos, hombres y mujeres"?, se pregunta el portavoz de la asociación española de aseguradoras. Imposible no compartir su argumentación. ¿Qué problema hay en esta diferenciación? Injusta, injusta, no parece y, por una vez, beneficia al cliente. ¿De verdad alguien cree que avanzar en la igualdad de sexos o de género, cada cual se apunte al epígrafe que más le guste, depende de la prima del seguro? Las puristas (y puristos) dirán que sí. En este caso, fuera cualquier tipo de discriminación positiva por muy enjundiosa que sea la razón por la que haya sido diseñada. Pero me da que a la gente corriente no le va a hacer ni pizca de gracia el celo comunitario.