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No tengo palabras para definir la última de nuestros queridos eurodiputados: negarse a volar en clase económica. Un solo dato: si estos cincuenta políticos viajaran en clase turista en vez de en preferente para acudir a sus reuniones en Bruselas y Estrasburgo, la Unión Europea se podría ahorrar entre 1,5 y 3 millones de euros al año.

Evidentemente, es una cifra irrisoria si se compara con los 1.725 millones que el Parlamento Europeo se gastará este año para pagar a sus cerca de 6.000 empleados, pero yo creo que aquí lo que cuenta es la intención, las ganas de realizar un gesto parecido al que han tenido que hacer gran parte de los ciudadanos españoles a lo largo de estos últimos años de crisis.

Solo los eurodiputados Rosa Estarás, Ramón Tremosa, Raül Romeva y Oriol Junqueras votaron a favor de viajar en clase económica. El resto, 16 parlamentarios del PP y otros 18 del PSOE, se opusieron a esta medida, lo cual me lleva a pensar en lo mimados que están algunos sectores porque, claro, a todo esto hay que añadir dietas y demás gastos que, por supuesto, corre a cuenta de nuestro pequeño y delicado bolsillo (no el suyo).

Y ya no hablemos sobre lo de congelarse el sueldo en 2012, algo a lo que también se han negado y que puede ser y será susceptible de una nueva columna.