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El Año Europeo del Voluntariado como marco.

El año 2011 ha sido designado por la Unión Europea como "Año Europeo de las Actividades de Voluntariado que Fomenten una Ciudadanía Activa" y tiene como objetivos el trabajar para lograr un entorno que favorezca el voluntariado, ofrecer medios de actuación a los organizadores de actividades de voluntariado, reconocer las actividades de voluntariado y sensibilizar sobre el valor y la importancia del voluntariado.

Este año 2011 supone una oportunidad para que desde las organizaciones de voluntariado signifiquemos la relevancia de la participación de las personas voluntarias, valorando su aportación y reflexionando sobre su papel.

Realidad del Voluntariado en España y en Caritas.

Recientes estudios nos señalan la importancia del voluntariado dentro de las organizaciones del llamado Tercer Sector y, en concreto, del Tercer Sector de Acción Social entre las cuales se encuentra Caritas y otras organizaciones vinculadas a la Iglesia Católica.

Sin querer apabullar con datos, sólo unas referencias que nos llaman la atención y que nos ayudan a situarnos:

Hay un gran número de organizaciones (existen alrededor de 28.790 entidades en el Tercer Sector de Acción Social), lo cual muestra, por un lado, la riqueza y pluralidad del Sector pero, por otra, denota una fragilidad en cuanto a la capacidad de incidencia y transformación debido a la heterogeneidad, y la falta de coordinación y de trabajo en red.

El voluntariado supone el 63,3% de las personas que trabajan o colaboran en el Tercer Sector de Acción Social, en total unas 873.000 personas voluntarias. Esto muestra la relevancia del papel del voluntariado dentro de las organizaciones sociales. En el caso de Caritas, este porcentaje se eleva hasta casi un 93% lo cual da idea de su importancia y peso específico dentro de la organización.

Por otro lado, el perfil del voluntariado es fundamentalmente femenino, un 63% como media en el Tercer Sector y que en Caritas es del 72%.

Retos del voluntariado.

Partiendo de esta realidad y los retos que se señalaron desde el "Diagnóstico de la situación del Voluntariado de Acción Social en España" de la Plataforma del Voluntariado de España podríamos señalar que:

• Tenemos que insistir en potenciar la función transformadora del voluntariado en la realidad social desde el modelo de gratuidad, de participación social y dinamización de la sociedad y, desde Caritas, en la Comunidad Cristiana en particular, respondiendo al reto de aumentar la capacidad de transformación social del voluntariado.

• Se hace necesario una mayor articulación con el resto de la sociedad civil organizada, potenciar el trabajo en red y la coordinación, y una obtención diversificada de recursos, que nos permita ampliar los márgenes de sostenibilidad de las entidades y del Sector en conjunto.

• No puede mejorarse ni valorarse algo que no se conoce suficientemente bien, y en este caso, a pesar de los significativos avances recientes, debemos mejorar el conocimiento del voluntariado.

• La integración del voluntariado y el reconocimiento de su labor está directamente vinculada con clarificar su papel en las organizaciones y coordinarlo con el que realizan las personas contratadas. Se debe mejorar la asunción de compromisos que vinculen a ambas partes y aumentar la participación interna. En resumen, mejorar el itinerario del voluntariado.

Tomando lo anterior como punto de partida, el voluntariado de Caritas debe ser portador de esperanza y ofrecer cada día, con esfuerzo, energía y generosidad, parte de su tiempo, experiencias y conocimientos a las personas más vulnerables de nuestra sociedad, buscando generar procesos que contribuyan al desarrollo y a la integración de las personas y promover la justicia social, es decir, luchar por una sociedad donde todos tengan un lugar y una vida digna.

Para ello se hace necesario que, siguiendo el lema del Año Europeo, el voluntariado sea la muestra de una ciudadanía activa comprometida con la realidad de su entorno más próximo, pero también con una ciudadanía global. Un compromiso ciudadano que sienta sus bases en una participación que va más allá del acto solidario puntual sino que, como se señala en una antigua definición de voluntariado, tiende a erradicar o modificar las causas que provocan su intervención.