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Una de las cuestiones que la campaña electoral pone sobre la mesa es la reforma de la administración pública para hacer efectivos los criterios imprescindibles de austeridad. Ello obliga a revisar la estructura política. No se trata de invertir el proceso de desarrollo autonómico, sino de evitar duplicidades de servicios y adoptar medidas de eficiencia en la gestión. El Consell de Menorca debe tener un papel protagonista y un mayor peso en la gestión, mediante el traspaso de competencias del Govern y del dinero necesario, con la supresión de los servicios administrativos en Palma. Además, está destinado a coordinar mediante consorcios servicios que ahora son municipales, para reducir el coste local. Como menorquines es necesario defender este papel del Consell, que es nuestra principal institución, como una idea consensuada, que no sea objeto de revisión en las contiendas electorales. Las competencias, como agricultura y promoción turística, por ejemplo, han de gestionarse desde nuestra Isla y no tiene sentido ampliar o recuperar en el Govern departamentos que han de ser transferidos. Menorca precisa de una estructura fuerte propia, que sea un factor de dinamismo en la sociedad insular.