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El nuevo parque de bomberos de Maó es un ejemplo de ineficacia en la gestión por parte de la administración. Se trata de una obra necesaria, pendiente de hace años, que ha de resolver la precariedad de las actuales instalaciones. Su construcción costó 1,2 millones de euros. El pasado 6 de febrero, el Consell ofreció una jornada de puertas abiertas, similar a una inauguración y anunció la previsión de que el 18 de marzo se pondría en marcha. Hoy todavía carece de licencia municipal de ocupación y no dispone de suministro de corriente eléctrica. Como símbolo cuenta con una barra de deslizamiento de los bomberos, de uso exclusivamente decorativo y de un coste demasiado elevado, pero lo que son elementos esenciales para la entrada en servicio todavía están pendientes. Ahora, el Consell se enfrenta a una situación de precariedad económica que puede paralizar muchas actuaciones y que podría afectar a este servicio. Las administraciones públicas deben priorizar las acciones y no abarcar más proyectos de los que sea posible llevar a cabo. Lo que realmente interesa a los ciudadanos es que se gestionen estos proyectos con eficacia y se evite que obras terminadas sigan sin entrar en servicio.