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Para muchos de nosotros el periodo vacacional ha concluido. ¿Cómo vamos a encarar el nuevo trimestre? ¿Con resignación, alegría, ilusión, deses­peranza? Nuestra actitud será, en gran medida, determinante. Para lograr nuestras expectativas empresariales o laborales, nuestra actitud como líderes o directivos, deberá ser la adecuada. ¿Qué actitud puede ayudarnos a liderar con éxito a nuestros equipos de colaboradores? ¿Cómo influir y generar confianza?

Hoy me gustaría centrarme en una actitud concreta: el optimismo. Actitud que podemos aprender y desarrollar hasta que llegue a formar parte de nuestro carácter y nuestra manera de ser. El optimismo nos ayuda a ser los líderes que nuestras organizaciones necesitan actualmente. El optimismo está vinculado a la esperanza y a la autoestima. ¿Cómo desarrollar dicha actitud?

El optimismo o pensamiento positivo es una de las claves del éxito del liderazgo personal, laboral y social. ¿Cómo piensan los líderes optimistas?

Las personas que realmente lideran desde el optimismo tienen muy claro que está en sus manos el poder y la capacidad de dirigir el curso de su vida y de su organización. Estos líderes saben a dónde van y contagian su sueño a las personas de su equipo u organización. Cuándo el líder no sabe dónde va, cuando navega sin rumbo no está liderando, simplemente está dando un paseo.

El líder optimista es capaz de marcarse el rumbo y dirigirse a su destino.

La importancia en el desarrollo de esta actitud reside en que los líderes optimistas generan visiones a largo plazo. Visiones ambiciosas, motivadoras e inspiradoras. Puedo transmitir a mi equipo que este año necesitamos aumentar un 5% nuestras ventas para no tener que cerrar o puedo inspirarlos a dar lo mejor de cada uno de ellos para conseguir entre todos, ser la empresa de referencia en el sector.

El líder optimista piensa en grande.

El líder optimista cree en su propio potencial y sabe identificar los talentos de sus colaboradores. No solo puede identificar estos talentos sino que además los resalta y genera retos que estimulen su desarrollo. Para conseguir su sueño, el líder sabe que necesita de las competencias de todos sus colaboradores para lograrlo. Cuando estos líderes hablan con sus colaboradores resaltan sus cualidades y les saben agradecer que las pongan al servicio de su organización.

El líder optimista se centra en las cualidades y talentos de sus colaboradores para lograr resultados exitosos.

La alegría es una emoción que surge cuando nos sentimos ganadores. Cada día hay pequeñas o grandes ganancias en nuestro entorno laboral. ¿Sabemos apreciarlas? El líder optimista está atento a estos logros y sabe celebrar cada triunfo, cada cambio positivo, cada éxito. Sabe que celebrar y reconocer la participación y mérito de todos es realmente estimulante y motivador para seguir adelante. No tiene miedo de perder protagonismo si comparte el éxito, ni se atribuye logros de otros. La alegría es un virus contagioso y el líder estimula su contagio.

El líder optimista sabe del poder de la alegría para conseguir un clima laboral estimulante.

Como algunos deportistas, el líder sabe que su carrera será de fondo, que requerirá de su esfuerzo y tenacidad para lograrla y para seguir estimulando a su equipo aun en los momentos más difíciles. No pierde el tiempo lamentándose por negativa que sea la situación. Sabe que en sus manos está la posibilidad de cambiar la situación y lo hace. Sabe perseverar a pesar de que los resultados no sean inmediatos. Saben avanzar de manera gradual, no abandonando a pesar de las frustraciones y fracasos ocasionales.

Los líderes optimistas se esfuerzan sin desanimarse.

Es decir, cuando:

Pienso en grande

Soy capaz de marcarme un rumbo

Me centro en mis capacidades y las de mi equipo

Conecto con la alegría

Sigo esforzándome sin desanimarme…

Desarrollo mi actitud optimista y genero un contexto estimulante para mi y para las personas de mi organización. Forjo confianza e influyo de manera positiva en el logro de resultados extraordinarios.