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A la clase política no le entra en la cabeza que a la hora de gastar el dinero ajeno, deberían hacerlo como si éste saliera de su propio bolsillo y aún con más obligado cuidado, toda vez que esos caudales son del contribuyente. Ellos sólo son, por encargo del pueblo, los gestores, los administradores.

Viendo el endeudamiento general de las arcas municipales y autonómicas, no queda más remedio que convenir que estos políticos nuestros están resultando ser unos pésimos gestores. Quizá más propio sería decir manirrotos, que han generado una deuda autonómica de 24.000 millones de euros que las autonomías deben al estado. Y vaya usted a saber cuántos millones más de deuda en los sectores de servicio o por cualquier otro concepto difícil de averiguar.

Es evidente que las autonomías son necesarias pero su funcionamiento está completamente desorbitado en cuanto a gastos, al igual que ha pasado en los ayuntamientos. Los políticos gastan un dinero que no tienen y encima, por eso, que tampoco es suyo. Y si esto fuera poco, lo más calamitoso es convenir en que la deuda actual viene arrastrada de cuando las "vacas eran gordas" y ahora van, cuando las vacas son flacas, y se ponen ahorrativos.

A cualquier cabeza medianamente forjada en los trabajos del activo y el pasivo de un estado de cuentas saneado, se le alcanzará saber que debe ahorrar cuando le lleguen los dineros a espuertas para tener recursos de liquidez si llegan momentos de fatigas económicas.

Nuestros políticos, fíjense qué tontería, se endeudan hasta las cejas en época de vacas gordas y les da por ahorrar en época de vacas flacas. No me digan que la cosa no es como para "ponerse a mear y no echar gota".

Algunas autonomías están ya meditando devolverle al gobierno central algunas competencias. No hay que preguntar, sin duda serían aquellas que sólo les generan gastos, porque tontos no son.

Lo malo de lo autonómico es que aquí somos muy dados a confundirnos creando "voraces monstruos" engullidores del dinero público. Monstruos que amenazan con llevarse por delante el sistema que los creó.

Les pongo un ejemplo: la TV autonómica valenciana tiene 1800 trabajadores, dicen que más que Telecinco y Antena3 juntas. 17 televisiones autonómicas son insostenibles; 17 gobiernos inflados como globos de personal. Fíjense en el siguiente ejemplo: un solo defensor del pueblo puede por sí mismo generar tras de sí un secretariado, oficinas, coche oficial, chófer y así todo.

A los políticos, viendo como está el patio, no les ha quedado otra que ponerse ahora a desinflar el gigantesco gasto que ellos han generado. Y más les vale que lo hagan so pena de tener que ver ayuntamientos y autonomías a los que no les va a quedar más remedio que suspender pagos y declararse en quiebra. De hecho hay varios ayuntamientos en España que en esto meses de verano no pueden celebrar sus fiestas tradicionales porque deben las fiestas del año pasado.