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Este es el lema de hoy, Día Internacional de la juventud en su 25º aniversario, un día que cobra especial importancia al ser el último del Año Internacional de la Juventud. Este lema no solo expresa la repercusión que la juventud trata de lograr sino que también refleja el concepto de comunidad mundial que es el principio básico de las Naciones Unidas

Una de los llamamientos a la comunidad internacional que lanzó en su mensaje del año pasado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, fue el de seguir colaborando a fin de ampliar el campo de oportunidades para los jóvenes de ambos sexos y atender sus legítimas demandas de dignidad, desarrollo y trabajo decente. "No invertir en nuestra juventud es un ahorro engañoso. Las inversiones en los jóvenes producirán grandes dividendos en forma de un futuro mejor para todos".

El mundo se enfrenta hoy a múltiples crisis, a menudo sobrepuestas, como la financiera, la de la seguridad y la ambiental, además de otros problemas socioeconómicos que dificultan el logro de losobjetivos de desarrolloconvenidos internacionalmente. Para afrontar estos problemas de una manera sostenible es fundamental contar con los jóvenes y asociarse con ellos.

Pero para ello, un paso previo: Hay que ayudarles a madurar, ayudarles a ser conscientes de que el futuro es suyo y que éste depende de su aportación. No pueden "pasar", han de aspirar a participar plenamente de la vida en la sociedad, han de interesarse por los problemas sociales y sus soluciones lo que representa, también, acercarse a la política.

Debemos dejar de sobreprotegerlos y enseñarles la cultura del esfuerzo, necesitan palabras claras, mensajes directos, realidad social cara a cara, de tú a tú como las 11 reglas que Bill Gates les puntualizó en una charla en la Universidad de Harvard:

Regla uno-La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla dos-Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

Regla tres-No ganarás 5.000 dólares mensuales justo después de haber terminado tus estudios y no serás un alto directivo hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.

Regla cuatro-Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Regla cinco-Hacer trabajillos para pagarse los estudios no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo, le llamaban "oportunidad".

Regla seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

Regla siete-Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar acerca de la nueva onda en la que estabas. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.

Regla ocho-En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. El sistema educativo actual te da las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Regla nueve-La vida no se divide en trimestres. No tendrás vacaciones de verano de tres meses y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo

Regla diez-La vida que muestran muchas películas no es la real. Has de tomar consciencia de lo que te rodea.

Regla once-No menosprecies a los estudiosos o "empollones". Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

Jóvenes de hoy en día, indignados por una vida que les hemos azucarado y que ya no da más para privilegios ni ñoñerías. Creo que, aunque quizá lleguemos tarde, deberíamos empezar a asumir nosotros mismos, y a enseñarles a ellos, a levantarse cada mañana con una predisposición diferente y con una pregunta que da pie a un nuevo y urgente paradigma: "¿Qué puedo hacer hoy por el mundo?, en vez de ¿qué hará hoy el mundo por mí?