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Jamás se había hablado tanto de economía. Me quiero referir a la economía globalizada y sus efectos. Pero tampoco jamás había quedado tan al descubierto lo perdidos que andan los expertos en esta materia. Quizá porque la economía y la política no se complementan ni se entienden, ni siquiera para ir de la mano a cobrar juntos una herencia. La política va por un sitio y la economía por otro.

Nadie, absolutamente nadie, había avisado con datos premonitorios y claros de lo que podría pasar con lo del euro si la economía "hacía aguas". Hoy ya sabemos que se cometieron imperdonables errores en la puesta en marcha hace diez años de la globalización del euro y posterior funcionamiento de lo que se ha pretendido sea la moneda única europea (bueno, casi única). Por no existir, no existe una fiscalidad que esté unificada ni mucho menos única, ni existe un gobierno que armonice, fiscalice y en definitiva dirija la economía única del euro. Aquí hay un montón de países mal agavillados que hacen lo que creen que más le beneficia a cada cual.

Grecia engañó al resto de los socios del euro, camuflando el verdadero y desastrosos estado de una economía insostenible (la suya) con unas pensiones hereditarias y vitalicias, con un despilfarro impropio de cualquier gobierno. ¿Cómo se puede tener un coche oficial para cada parlamentario? ¡Claro! Ahora Alemania no se fía, y que ésta es otra, porque están empezando a circular los rumores que, lo que realmente quiere Alemania, al menos buena parte de los alemanes, es volver a su poderoso marco alemán, y que sea el Banco Federal Alemán, el Bundesbank, quien les marque la ruta económica, evitando de esta suerte tanto sobresalto y sobre todo tener que ser los alemanes quienes más dinero pongan para que la economía griega no acabe en la pura indigencia. Por si todo esto fuera poco, la señora Merkel, doña Angela, y el señor Sarkozy, don Nicolás, se reúnen ellos solitos al margen del resto de los países del euro y dicen lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Los demás es como si la cosa no fuera con ellos, "oír, ver y callar". Es de una evidencia palmaria que en el euro "quien corta el bacalao" es Alemania y Francia. A este funcionamiento extraño hay que añadir el problema de la economía americana, tan propensa a dar morrocotudos sustos. Y finalmente, flotando sobre el magma de una economía tan desajustada, las flatulencias agoreras de las agencias económicas, que no paran de vaticinar desastres, vecinos de una debacle de la economía a nivel mundial que sólo Dios sabe a qué situación nos llevaría. Todo eso aderezado cada lunes con una bolsa cuyos dineros virtuales, a la mínima hacen "mangas y capirotes" de los dineros reales, zarandeando la precaria economía como si ésta fuera un barco destartalado, navegando sin brújula ni timón por unas aguas llenas de abrollos.

Miles de familias españolas, por no decir europeas, van a perder en tres o cuatro años todos sus ahorros si la situación sigue tan estancada como está. Y no es un pronóstico agorero, es simplemente entretenerse en hacer unos números.

Nunca se habló tanto de economía, quedando como dije antes al descubierto lo perdidos que parecen estar sobre este punto los que saben de economía, porque si no la situación tendría otras explicaciones y la explicación real es que en economía global, los cálculos son hoy por hoy una pura fantasía.