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Uno de los pocos aspectos positivos de la crisis es que devuelve a las aulas a quienes habían aparcado los estudios para ganar dinero en tiempos de bonanza. Esa consecuencia, a la larga, debe ayudar a mejorar la competitividad de nuestra economía. La Administración debería ver en ello una oportunidad y no un incremento de los costes. La reducción de los recursos económicos en la Educación no es una medida de ahorro, sino una falta de inversión, un obstáculo para salir de la crisis en mejores condiciones que al entrar en ella. La falta de formación es uno de los problemas más graves al que deben enfrentarse la nuevos gestores políticos. La rectora de la Universitat de les Illes Balears, Montserrat Casas, fue ayer muy explícita en su intervención, con argumentos que ya planteó ante el presidente balear en la inauguración del curso en Mallorca. El gasto en educación superior en Balears está muy por debajo de la media europea y a pesar de ello los resultados en investigación de la UIB son muy satisfactorios. La Universidad es una institución básica, a la que deben recurrir la sociedad y las administraciones públicas como un apoyo esencial para el desarrollo de la economía y la mejora de las condiciones de competencia profesional.