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En las últimas elecciones municipales y autonómicas, los ciudadanos de Menorca decidieron por amplia mayoría que se produjera un cambio en muchas instituciones políticas de la Isla. El PSOE y el PSM han dejado paso al PP, que ahora gobierna en seis ayuntamientos, en el Consell y también en el Govern. Los partidos de izquierdas han tenido mucho tiempo para crear una corriente de opinión en asuntos como, por ejemplo, el idioma, la política turística, la economía o la educación. Las personas que estaban en contra de su manera de pensar han sufrido la ira de su sectarismo. Ahora gobierna el PP, con una crisis económica que el PSOE negó actuando de forma irresponsable, y la situación económica actual obliga a realizar unos recortes que deberían haber llevado a cabo hace mucho tiempo socialistas y nacionalistas. Pero no lo hicieron y ahora los ciudadanos estamos pagando el derroche de dinero público que ha provocado que instituciones como el Consell se vean en la obligación de reducir su plantilla de trabajadores. Las protestas por esos recortes se están expandiendo como un virus y tengo la sensación que su trasfondo es, en algunos casos, más político que económico.