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Hace poco leí un reportaje que me pareció interesante, ese tipo de historias con moraleja que a unos les toca la fibra más que a otros pero que, en todo caso, me gustaría compartir. Cuenta la situación en la que se encuentran las mujeres de la República Democrática del Congo, quienes sufren violaciones sistemáticas, pasan hambre, y que, en muchas ocasiones, se quedan viudas porque sus maridos mueren en los diferentes conflictos que allí se registran. Para mayor dramatismo, hay que sumar que sus familias suelen repudiarlas por lo que se llegan a encontrar solas, sin trabajo y con niños bajo su responsabilidad. Algunas de estas mujeres viven en la provincia de Katanga, lugar donde se ha puesto en marcha un proyecto con doble objetivo. Se trata de cuidar a las crías de chimpancé que habitan en el zoológico de Lubumbashi, las cuales han sido rescatadas de particulares que las tenían esclavizadas y maltratadas. La iniciativa, organizada por el Ministerio de Medio Ambiente y la ONG JACK, permite que las viudas cobren entre 110 y 145 euros al mes, suficiente para cubrir sus necesidades básicas y que, tal como ellas mismas aseguran, les ayuda a sentirse útiles y cuidar de las 37 crías que viven en el recinto. "No me compres, no me comas, no me vendas. Respétame", reza un cartel a la entrada del zoológico. ¿Se dan cuenta de que tal verdad se puede aplicar tanto a los chimpancés como a esas y otras mujeres? La moraleja la dejo a gusto del consumidor.