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La actividad en el blanco pueblecito no era mucha, pero siempre hubo hombres destacados como es el caso de Juan Sans García, un joven pescador de condición muy modesta. Se le conocía por en Joan des forn. El descubrió circunstancialmente a unas dos millas y media del puerto de Fornells, bajo la atalaya situada en lo más alto del promontorio que cual imperturbable centinela avanza desde los terrenos de S'Albufereta alzándose majestuoso como si quisiera acumular fuerzas para vigilar la entrada del puerto, existía entre otras, una cueva que los habitantes y forasteros conocemos como Na Pulida. Nombre que le otorgó su descubridor, a buen seguro, por haber entrevisto las primeras decoraciones que el carbonato de cal y la gota de agua fue combinando, dándole formas caprichosas. En breve publicaré, plano y datos de la misma.

Miguel Caules Bagur, pescador, cocinero y fondista, iniciador de la saga de los Burdó. Su sobrino Antonio Caules Taltavull, y su esposa Nina Caules Benejam, cocinera de la segunda generación. Valentín Roca Rosas, comerciante. Compraba langostas que mandaba a Barcelona. Dedicado a la desaparecida recolección de resina, recogida durante el invierno por los pescadores, comercializada por la prestigiosa casa barcelonesa Porto Sac.

Aquellos mismos hombres se dedicaban a coger joncs e iban a cazar .De ahí que en los padrones los habitantes figuren como jornaleros, denominación que abarcaba la pesca y a su vez las faenas del campo. Esto último les dejaba unas pesetillas, un jornal.Silverio Triay Gornés, otro de los que comerciaba con las langostas. Gracias a su "tèquina", Pepe se hacía a la mar esperando a que entraran los pescadores intentando adquirir sus capturas, antes de que llegaran sus rivales. A fin de cuentas, esto es lo que eran los escasos vecinos. Rivales. Cadescú, feia lo que podia.Es fácil imaginar la escasez de habitantes y como debía ir el tema, a la hora de comprar. unos para exportar, otros para llevarlas a Mahón, Burdó para disponer de sus viveros llenos, mientras de bien lejos se escuchaba un ruido atronador producido por el motor Ford de la canoa conducida por Ramón Maspoc, que llegaba desde el puerto mahonés. En realidad Maspoch, según siempre escuche del mecánico de la motora, era el más espabilado, el más entendido y es qui tallava es bacallà. No tan solo iba a Fornells, llegaba hasta Ciudadela. Para los pescadores era el más respetable y fiable a su vez. Pagaba al contado, no li gradavan els embulls. Esto último lo escribo en tono cariñoso, ya que siempre le aprecié y le demostré mi admiración al igual que a su esposa, parienta de Gori, una señora encantadora.

Valentín Roca Rosas, hijo de Valentín Roca Puig, afamado sastre ciudadelano, decepcionado con que su hijo no deseara continuar con el oficio, al contrario, se desplazó a Mercadal, abriendo un horno conocido por La Flor de la Espiga. Repartía pan en Migjorn y en Fornells, se enamoró de una joven de este pueblo, adquirió un destartalado "magatzem", edificando un comercio que pasaría a ser la tienda más importante del pueblo. Despachándose toda clase de productos alimenticios, sacrificaban varios cerdos de los que también se despachaban sus embutidos, lomo, chuletas, roas, cap de costella , seu.

En otro espacio del local, lo concerniente a mercería, calçons de davall, semarretes, puntillas, botones, clips de moño de las dos clases, peines, colonias, jabones, polvos de talco, elásticos, tocas, etc. Bombillas, tabacos, papel de fumar, cerillas. Azulete, lejía, pastillas para lavar la ropa, aserrín, escobas, cal, escobillas de encalar. En invierno junto a la puerta una bota como llamaban a los cajones de madera que contenían las sabrosas pinxes, que por cierto no podían ser adquiridas por todos, los más pobres las suplían con las "xuclas" i las "moras" cogidas por ellos mismos y que secadas al sol, empleaban de igual manera, pero su calidad tenía mucho que desear.

He creído oportuno hacer este comentario, como referencia de Fornells, una botiga de dalt de tot, un hotel, ignoro de cuantas estrellas, que junto la tienda de José Pascual que hasta aquel momento había sido la más importante, se iniciaba la competencia. Este detalle siempre es de agradecer, me refiero para los naturales del lugar, que no les faltaba de nada., de no encontrarlo en casa Roca, lo hallaban en casa Pascual. Cada uno de ellos disponía de sus clientes. El señor Pascual era el padre de Armonía que más tarde la llamarían Teresa, fue la esposa de Gabino Sintes, todos ellos al cel sien.

Agradecer estos detalles a Margarita Roca Triay, recientemente fallecida, ella con muy buena memoria me explicó de sus amigas. Teresa Pascual, Flora, que hacia de pantalonera junto a su madre; Manola de ca sa dida, Concha excelente peluquera y Dorita, a la que quise tanto. Durante los veranos mi padre se veía obligado acudir a Fornells, para poner a punto a varios motores de embarcaciones, entre ellas la de salvamento. Mi madre y yo lo acompañábamos. Mientras nosotras hacíamos vacaciones, el trabaja com un negre.En otras ocasiones, nos instalábamos en casa de los parientes de Gori, los Burdó, de lo contrario a pesar de ser invitados a pernoctar en las casas de amigos del mecánico, siempre elegía a la de Dorita, que junto a su esposo venían siendo amigos desde "petits".En semanas anteriores hablé de las redes que confeccionaban las mujeres, aclarar, no todos los pescadores disponían de las mismas, los que tenían este privilegio eran mirados como si fueran superiores algo que sentaba muy mal a los vecinos. La mayoría usaba las nasas hechas a base de cañas, hoy diríamos artesanales.

También escuché hablar de "las pascualas". Varias hermanas dedicadas a planchar pastas.

Oficio desaparecido, y que hasta hace muy poco se llevaba haciendo en los pueblos del interior de Italia, riquísimos tallarines, macarrones, raviolis, etc.

Otras tres amigas más jugaban con Margarita Roca, las tres hermanas Esperanza, Anita y Juana, que el señor Rubió se las llevó a Barcelona. También me hablo de las cuatro hermanas conocidas como ses fonses. En aquel momento, Margarita tan solo se acordó de Maria de López, que vendían cartón y chatarra.

Que tarde tan inolvidable pase con Margarita, hablándome de las monjas del Sagrado Corazón, enseñándoles hacer labores motivándolas a hacer funciones, por lo menos dos cada año. Manola " de ca sa tia" hacia las veces de cómica, algunos sainetes, recitaban poesías haciendo la delicia de todo el pueblo.

Me olvidé decir que algunos se dedicaban a trabajar en las salinas iniciadas en 1800 por los griegos.

Una vez haber hecho una especie de exposición de cómo era Fornells, añadir que la caldera de Burdó nada tenía que ver con las que sirven actualmente en muchos restaurantes, pescadas en nuestro litoral. Sacadas del mar para ser cocidas al acto. Ni congelados, ni de producciones extranjeras etc.

Se cocía cada cazuela para el comensal al que iba destinada. Con las sopas tostadas, acompañado de vino y postre . El primer Burdó, servía a sus clientes, una porción de brazo de gitano hecho por es vell Villalonga, el fundador de cas Sucrer des Mercadal. Tal cual continuó en Toni. En 1950, cuando Fernando Sintes, lanzó al mercado sus tartas heladas y especialidades como el famoso 57, éstos remataron tan espectacular comida. Por lo cual queda claro que los Burdó fueron los únicos especialistas en caldera de langosta, los primeros y los auténticos, allí en aquella enorme cocina de hierro , era lo único que se cocía, ni otros platos, ni carne ni res de res.
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margarita.caules@gmeil.com