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Es muy difícil no irritarse cuando nos machacan mañana y tarde con la crisis, teniendo que asistir a los despidos masivos por cuenta de las administraciones, que ahora quieren, deprisa y corriendo, adelgazar una plantilla que los políticos engordaron en algunos casos casi obscenamente. Y lo hacen ahora, lo de adelgazar plantillas, cuando estamos prácticamente en los cinco millones de parados.

El que tiene trabajo, aunque sea mileurista o incluso con menos de mil euros, se puede dar con un canto en los dientes. Estamos en lo peor o casi de las vacas flacas. Son días de apreturas, desasosiegos y pocas alegrías. Sin embargo, en mitad de ese magma, de una sociedad que ha perdido el sosiego y la alegría, aparecen individuos cuyos méritos deben de ser sobrenaturales, a juzgar por lo que cuestan.

Al director general de Caja Cantabria, Javier Eraso, le han ofrecido un finiquito de 1,3 millones de euros. Este individuo tenía una retribución bruta de 450.000 euros. La entidad que le abonaba el sueldazo y ahora el finiquito, ambas cosas absolutamente desproporcionadas, tiene poquito más de 10.000 millones de activos. Si eso les parece tremendo, porque lo es, no se pierdan lo que sigue: "Cuatro altos cargos de la Caixa Penedès se habrían adjudicado a sí mismos planes de pensiones, apoyados en pólizas de seguros por un monto de 20 millones. Ricardo Pagés, hoy expresidente de esta caja, va el tío y sin que le tiemble el pulso ni le aflore a la cara la desvergüenza, se asignó personalmente cerca de 11 millones de euros de pensión" ¡ole! ¡Ole! Y ¡ole!

Pero… sigamos. El sábado 3 de diciembre de 2.011 en el diario "El País". En un trabajo firmado por M. Fernández, se dice que "Novacaixagalicia pagó casi 30 millones para forzar la salida de cuatro exdirectivos" a partes iguales, algo más de 7 millones por barba, aunque la cosa no fuese exactamente así. Justificaron los 30 millones a cuenta de pensiones e indemnizaciones. Uno de ellos prejubilado a los 54 años. Se trata del director de la caja gallega, que cobraba el pobrecito 627.000 euros anuales. El director adjunto recibió una indemnización de 5,5 millones además de otros 4,2 para su fondo de pensiones. Cómo vería este hombre la cosa, que más tarde declaró que iba a devolver 4,7 porque lo que le habían dado le parecía una cantidad excesiva (estas son las horas, por lo que yo sé, que aún no los ha retornado al lugar de donde nunca debieron salir).

Esta entidad, ha sido nacionalizada, debido a su baja solvencia. El Estado, ha metido en ella de las arcas públicas, 3.600 millones de euros.

Ahora va usted y le dice a uno de estos mendas que por la congelación de las pensiones, ordenada por el gobierno, los pensionistas con sus raquíticas pensiones en tatos y tantos casos, han perdido una media de 420 euros anuales. Y, puede usted añadir, que las cajas en su conjunto, están pasándolas de a kilo, cosa que con estas políticas manirrotas, tampoco me extraña. Milagro es que no hayan quebrado, aunque lo impresentable resulta, tener que ver cómo los dirigentes que las han arruinado se largan con indemnizaciones millonarias, cómo si por su trabajo las hubieran dejado en la opulencia. Por cierto, Caja Penedés, está integrada en Banco Grupo BMN, fusión liderada por Caja Murcia, que recibió 915 millones de euros de ayudas públicas. Pero, fíjense en este otro asunto: el diario "El País", lunes 28 de noviembre 2.011, página 14, un titular anuncia "colosal saqueo de dinero público".

Emarsa es una empresa creada por el Ayuntamiento de Valencia y otros municipios cercanos. De los doce apartados que este diario señala, les anoto solo uno a modo de muestra para que ustedes comprendan de qué manera se arruinan las arcas públicas: "Viajes pagados: dirigentes de esta sociedad viajaron a París, Nueva York, Johannesburgo, Marrakech, Estocolmo… en varios casos se desplazaban con sus familias y Emarsa pagaba los hoteles". No les quiero anotar lo de las comidas en lujosos restaurantes y selectas marisquerías. Sólo les diré que la cifra podría ascender a varios millones.

Día sí, día no, en puridad todos los días, aparece como un iceberg en medio de la crisis, casos cómo los que les acabo de señalar. Luego algunos se indignan de que haya indignados, cuando es lo cierto, que la ciudadanía, está demostrando un aguante formidable, porqué a todos esos que actúan con esta increíble desfachatez, lo suyo sería correrlos a gorrazos. Ya está bien de que algunos sigan cómo si aquí se atasen los perros con longanizas, trincando a troche y moche. Para ellos la crisis la tienen los tontos de siempre. Podría ponerles otros ejemplos, pero, perdónenme si no sigo, es que tengo que ir a vomitar.