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La historia nos recuerda los tristes episodios vividos por aquellos catalanes que, junto a otros muchos españoles, tuvieron que exiliarse a Francia, a Méjico, etc. al acabar la Guerra Civil española. Entre ellos había muchos intelectuales. Vivir el exilio es una de las más penosas experiencias que pueda sufrir un hombre. Alejarte de donde perteneces por motivos no deseados marca la vida de quien debe hacerlo.

Pero no sólo existe el exilio político por miedo a ser encarcelado o a perder la vida, también se produce el exilio intelectual de quienes no se sienten libres en su propia tierra para poder seguir produciendo sus obras en libertad. La presión (o la opresión) de un poder de marcado carácter totalitario puede forzar a ese exilio cuando sutilmente se ahoga la libertad del intelectual. Hay ideologías que no aceptan la disidencia intelectual dentro de lo que consideran su coto particular. Increíblemente, en la Cataluña actual y en plena democracia, este fenómeno se evidencia de forma clara. Desde que el nacionalismo ha conseguido convertir a Cataluña en un parque temático de la cultura y del pensamiento único, cualquier salida de tono, cualquier disidencia provoca la cólera del poder y aísla a quien osa no acatarlo.

Así pues, ahora vuelven a sonar en la entrañable Cataluña los tambores del nuevo exilio. Aunque ya ha habido muchos de menos renombre, fue el dramaturgo Albert Boadella quien puso el dedo en la llaga al denunciar el ahogamiento cultural que provoca el nacionalismo en su tierra. Su imprescindible libro "Adiós Cataluña" explica magníficamente las razones por las cuales se vio forzado a abandonar su tierra. Hace unos días Sostres se preguntaba ¿hay alguien más catalán que Boadella? Efectivamente ¿hay alguien que durante varias décadas haya representado mejor el espíritu catalán? ¿El espíritu de la cultura abierta de su tierra? Su famosa trilogía, dirigida desde "l'enfotisme més català i més autèntic", sobre Cataluña (Pujol, Pla y Dalí) solo demostró un inmenso amor por su tierra. Es la denuncia descarnada de los nuevos vicios ideológicos que prostituyen la tierra catalana lo que le convirtió en peligroso para el nuevo régimen y por eso, ahogado por la presión y el desafecto, se le forzó a trasladarse a vivir a Madrid.
También en la música rock ha habido ya varias figuras que se han enfrentado abiertamente con el sectarismo de la ideología dominante. José Maria Sanz "Loquillo" ha sido uno de ellos.

Pero estos últimos días nos ha sorprendido la noticia del autoexilio de Félix de Azúa. Uno de los más brillantes pensadores catalanes de hoy ha decidido también "exiliarse" a Madrid harto de una atmósfera cultural catalana contaminada por el totalitarismo cultural. "Voy a ser padre en unos días. No queremos que nuestra hija sea educada en Cataluña. No deseo que la eduquen unos ideólogos que la van a derivar hacia una situación indeseable con el resto de españoles. No quiero que me suceda como a un amigo cuando su hijo de 8 años le preguntó: Papá ¿nosotros somos catalanes o fachas? Esa es la ideología imperante en los colegios y en las universidades a través de la vigilancia extrema de los comisarios políticos del nacionalismo".

Lo vivido en la feria de Frankfurt donde se prohibió la presencia de escritores catalanes en lengua castellana fue el punto de no retorno de un enfrentamiento entre la libertad y el dogmatismo. ¿Nadie recuerda ya lo que gritó Tarradellas al aprobarse el estatuto de Sau? "Visca Catalunya! ¡Visca España!

Nota 1: Algunos amigos socialistas (excargos notorios) me comentan que será muy difícil la renovación de la cúpula del partido en Menorca ya que intervienen muchos factores de amistad, de relaciones humanas, de fidelidad y dedicación al partido, etc.
El pasado sábado a mediodía se pudo ver a Tirso Pons junto a Félix Fernández Terrés y a otras dos personas (que estaban de espaldas) en al terraza de La Marina en el puerto de Mahón enfrascados en lo que parecía ser una importante conversación. "E ppur si muove".

Nota 2: La Consejera Maruja Baíllo ha denunciado clara y valientemente el despilfarro habido en el departamento de Cultura del CIM en los últimos años. Si los nacionalistas dejaron la caja sin dinero no pueden ahora exigir subvenciones. Es cínico que quienes han arruinado al CIM exijan ahora un dinero que despilfarraron. Lo positivo: la auténtica cultura debe de ser libre de tutelas y dependencias administrativas y debe de ejercer su derecho de crítica desde la libertad y no desde la esclavitud y la obediencia que conllevan las subvenciones.

Nota 3: ¡Qué pena la falta de palabra de Bauzá con los industriales menorquines! ¡Quin paperot va fe fer a n'en Santi i a n' en Nando!.