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Eso dicen del Año Nuevo: ¡vida nueva! Como queriendo resaltar que la existencia se compone de ciclos que se repiten o renuevan, incansables, alternando el alegre misterio de la eterna juventud, con los inescrutables misterios de la inevitable vejez. Igual que se repiten las estaciones, la historia o el pan con "allioli", "no hay nada nuevo bajo el sol" (dice el Eclesiastés). Puertas que se abren y se cierran sin cesar. La alternancia del día y de la noche. Y mientras tanto, demasiada, demasiada, demasiada vanidad.

Algunos nos dirán: "Feliz Año Viejo", porque más vale lo malo conocido. Otros nos desearán un próspero 2013, con una visión en perspectiva. Las dichosas agencias de calificación, parece que han colocado a 2012 al nivel del "año basura". Los agoreros y expertos (algunos en el Gobierno) nos avisan de lo duras que se pondrán las cosas y puede que incluso acierten. Pero si echamos un vistazo hacia atrás, comprenderemos que las cosas que nos han pasado durante este agónico 2011, eran completamente imposibles de prever para unos simples mortales. Verlo a posteriori es muy sencillo: ya te lo decía yo…

Que cada cual haga un personal resumen del año que caduca, según su propia memoria e inteligencia. Allá se mezclen los fenómenos de la naturaleza que provocan desastres desgarradores, con los avatares cotidianos de los siete mil millones de personas que ya habitamos el planeta Tierra. En España, una mayoría absoluta de ciudadanos con derecho a voto, se encomiendan a Mariano y a Soraya para salir adelante. Un nuevo Gobierno, que va a necesitar de todas las energías unificadas en la grave y complicadísima misión de salvar al euro, Europa y los europeos, del caos político-financiero en el que estamos metidos.

Algunas reglas del juego van a cambiar bruscamente en plena partida. Esto no se hace, pero se nos dice que aceptemos resignados lo malo, para evitar así lo peor. Que es preferible un gobierno malo al desgobierno. Huir de la tendencia al caos como de la peste.
Es verdad que aumentan las penurias y se diluyen muchas seguridades que parecían inmutables. Pero si la vida no nos pusiese a prueba, de vez en cuando, nunca sabríamos hasta donde somos capaces de llegar. En las penurias y adversidades conocemos a gente interesante o es que, tal vez, ayudan a aflorar lo mas interesante que hay en la gente.
La ciencia se basa en la seguridad de lo objetivo, de lo que reside en el exterior de nosotros mismos. La creencia, basa su seguridad en nuestro interior, en lo que sale de dentro hacia lo que nos rodea. Si en la ciencia, la certeza se busca y se pone a prueba haciendo experimentos; en la fe, en cambio, la certeza se tiene o se pierde, dependiendo de nuestras propias vivencias y convencimientos.

¡Démosle, con fe, la bienvenida al 2012! Iremos a buscar al primer bebé que haya nacido dentro del año nuevo y le pediremos, expectantes e ilusionados, unas palabras...Después, solo tendremos que esperar un año.