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Creo que el partido socialista no tiene asumido y por eso tampoco analizada, cuál es su situación real como partido político. Creo que se equivocan con su idea de llevar a cabo unas votaciones para que de ellas salga el próximo líder del partido, sin haber discutido antes en profundidad cómo está su situación como partido y qué es lo que han hecho tan mal para que el votante les haya abandonado.

Por poner algún ejemplo ilustrativo, les diré que en Valencia y Madrid el partido socialista lleva camino de ser irrelevante. Y ese camino podría acabar por convertirles en meramente testimoniales. En Cataluña van en caída libre y ya veremos en Andalucía. En el resto de España gobiernan en la mayoría de ayuntamientos y gobiernos autonómicos el PP. Sólo faltaría, para terminar de tener el horizonte muy negro, que los votantes les den la espalda en las próximas elecciones andaluzas, otorgándole de esta suerte la presidencia de Andalucía, por fin, a Javier Arenas, que si la memoria no me falla, con esta será la cuarta vez que este hombre lo intente. Pero es tal el hartazgo que tienen los votantes de PSOE, que esta vez sí lo puede conseguir.

A esta situación, meramente numérica, hay que añadir el aspecto psíquico, el pesimismo y la apatía socialista. Volver a ilusionar, a crear nuevas expectativas de un futuro que les haga serios candidatos a ganar las próximas elecciones legislativas, va a ser un trabajo muy difícil por no decir imposible, porque el PP cuenta con un buen "colchón" de desgaste político antes de perder unas elecciones. Si además a todo esto el PP es capaz de volver a crear puestos de trabajo reflotando la economía, desbrozando y esperanzando el negro horizonte que ahora tenemos, entonces los socialistas tienen un problema: tendrán que enfrentarse, más que larga larguísima, travesía del desierto.

Si hiciéramos, aunque sólo fuera mínimamente, un ejercicio de cuál es la situación política en España, sin ninguna deriva partidista, veríamos que el momento político es particularmente preocupante. Tenemos un partido con mayoría absoluta en el gobierno de España, que además controla los distintos gobiernos autonómicos y la mayoría de ayuntamientos y por otro lado, el partido mayoritario de la oposición, el que le puede y debe plantarle cara al gobierno si el partido que gobierna España desbarra, que está en estos momentos como si le hubieran dado el cloroformo y encima buscando un líder que puede ser Rubalcaba, heredero directo de los últimos cuatro años peores del socialismo como gobierno. Si finalmente, ya digo, resultase que el nuevo líder socialista es Alfredo Pérez Rubalcaba, ¿estaría éste en condiciones físicas para disputarle la presidencia del gobierno a Rajoy dentro de 4, 8 o 12 años, por ejemplo? Aunque esto de la edad no sea más que una cuestión meramente biológica. Lo difícil es haber formado parte principal de un gobierno que ha dejado a España como está y que encima el personal olvide esa situación. Mal, muy mal tendría que hacerlo Rajoy para que a los votantes les sobreviniese una amnesia que se convirtiera en metástasis en el conjunto de la ciudadanía. Lo único que puede obrar ese efecto es que el líder del PSOE sea distinto y para nada relacionable con cinco millones de parados, las pensiones congeladas y la edad de jubilación a los 67 años, etc., etc. Rubalcaba es el recuerdo vivo de esa situación. De manera que el PSOE lo tiene muy, pero que muy complicado y de paso, puede desvirtuar por completo el espíritu que le da razón de ser a la democracia en cuanto a la alternancia en el poder. En estos momentos el PSOE no es candidato real a ocupar el lugar que ahora ocupa el PP y le va a costar mucho llegar a serlo, salvo que el PP lo haga peor que ellos. No es, pues, poco lo que se va a dirimir en las votaciones socialistas para elegir un nuevo líder, y, aunque entre el personal los haya que no crean, a no ser socialistas, que eso a ellos ni les va ni les viene, en mi opinión se equivocan y no poco, pues está en juego el equilibrio político.