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Seguimos siendo capaces de lo mejor y de lo peor. Somos realidades y posibilidades a un tiempo, una suma de fatalidad y libertad, contradictorios y no contradictorios a la vez.

Noticia: "En la playa gallega del Orzán, varios policías han dado su vida intentando salvar a unos jóvenes que, estando de botellón, se habían adentrado en el mar…" Pero junto a ejemplos de heroísmo y abnegación como este, todavía demasiada gente padece de odio y de egoísmo, malgastando su vida inútilmente.
El fanático, por ejemplo, no pertenece al reino vegetal ni al mineral. El fanático es un animal, que puede ser muy peligroso si se junta con otros de su especie tan descerebrados como él.

Con unas pocas ideas, generalmente simples y fáciles de repetir, el fanático empieza a sentir una obsesión "in crescendo". Su éxito radica en la extrema simplicidad, ya que aferrarse a una idea fija, le exime de pensar por su cuenta o de cuestionarse las cosas de manera inteligente. Lo que no concuerda con esas ideas o con unos colores determinados, indiscutibles, se elimina o se ataca y va que chuta. Actúa sin las restricciones de la razón.

La violencia es un recurso harto primitivo; y esa fuerza ciega y sorda va dirigida siempre contra el prójimo. Antes había chivos expiatorios pero desde que se acabaron los chivos, hay quien la toma con determinados individuos o colectivos que no tienen ninguna culpa de la estupidez ajena. El fanático generaliza y divide, pues así cree que vencerá. De ahí que los estereotipos, los prejuicios, el racismo o la xenofobia, no nos abandonen nunca del todo.

Hay un fuerte componente paranoico. Los que no están conmigo, están contra mí. Son mis enemigos. Amenazan mis creencias o mis ideas. Los odio por cuestionar, con su existencia, mi frágil y limitada seguridad mental. Y necesitan vivir "contra alguien".

El fanático ha contribuido a llenar de contenido expresiones como: guerra, genocidio, limpieza étnica, campo de concentración. No se puede razonar con ellos, pues se consideran en posesión de la verdad absoluta y creen firmemente que "los suyos", es decir, los que piensan y opinan como ellos, son los únicos buenos, los más puros, los agredidos; las víctimas de taimadas conspiraciones o de evidentes y clamorosas injusticias.

Resulta muy difícil hacer la disección de un fanático, sobre todo si está vivito y coleando. Los podemos encontrar en todas sus formas y en casi todos los bandos. Pero aunque los tiempos duros y recesivos sean un caldo de cultivo excelente para extremismos, también pueden ayudarnos a sacar lo mejor y más noble que todos llevamos dentro.

Cuando caemos y pensamos que tal vez nunca volveremos a levantarnos. Si perdemos la confianza y nos desesperamos ante los golpes del infortunio. Si las previsiones son malas, la realidad nos desanima y el desánimo nos mantiene temerosos o paralizados… debemos reaccionar y sin desfallecer, escuchar las divinas palabras que una vez, ya consiguieron obrar el milagro: ¡Levántate y anda!