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El disfraz quiero decir. Porque a partir del próximo jueves y todo el fin de semana, vamos a tener la oportunidad de que no nos conozca ni el perro que es el mejor amigo del hombre, dicen. Hay que ver lo bien que lo pasamos mientras dura ese juego del transformismo y de la crítica social. Es un poco como el anonimato del "chat" en internet donde el más tímido y apocado es capaz de convertirse en el tipo más lanzado del mundo. Y es que, la careta, el disfraz, no deja de ser nuestra segunda piel, ese otro que somos capaces de aflorar al rasgarnos la camisa al mejor estilo de Spiderman o cualquier otro héroe de ficción. Y si usted no es de los que se van a disfrazar, que va a ser lo que se dice un simple espectador de la "rua", no se le ocurra acercarse a un disfrazado y preguntarle algo así como "¿Tú eres Juan Pons, el novio de Lucía, no?". No, no se le ocurra semejante osadía porque la respuesta no va a ser otra que: "Qué dices desgraciado, es que no tienes ojos en la cara o que, no ves que soy el Capitán Araña, un muerto viviente o un fantasma…?" Y hablando de fantasmas, yo creo que en la "rua" este año va a haber más que en otros porque, al margen de esos otros fantasmas que más o menos todos conocemos y que no utilizan sábana ni cadenas, el hacérselo durante unos días también va a tener su morbo. En cualquier caso, ya saben lo que dice sobre la sinceridad, que los que siempre dicen la verdad son los niños y los borrachos. Pero también los disfrazados, no lo olvidemos.