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Existe una especial preocupación sobre cómo las políticas de ajuste van a afectar a la calidad de la atención sanitaria pública. El compromiso del Govern siempre ha sido que los servicios básicos y sociales no van a verse perjudicados por la lucha contra el déficit. Sin embargo, es imposible mejorar las cuentas públicas sin atajar el gasto sanitario. De todas formas, el IB-Salut debería informar a la sociedad de las medidas que se adoptan, tanto de las que pretenden mejorar los ingresos, como es el pago de 10 euros por la tarjeta sanitaria, como la reducción de personal, puesta ayer en primer plano de la actualidad por la desaparición de 40 plazas de enfermería en Menorca en medio año. No se trata de crear alarmas injustificadas, sino de decir la verdad a los ciudadanos. Esconder o maquillar la información se ha comprobado que al final reporta más problemas que ventajas a los gestores políticos. El ahorro de 50 millones de euros, que ha destacado la consellera Carmen Castro, puede ser una excelente noticia o un grave problema. Depende de si ese ahorro se ha conseguido con una buena gestión o con la reducción de servicios. Esa es la información que interesa que tengan los usuarios de un servicio público prioritario.