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Algunos de los que ahora ocupan los puestos de mayor responsabilidad del actual gobierno, dijeron una y otra vez, que no iban a abaratar el despido. Fueron en ello reiterativos. Más de una vez lo dijo el presidente Sr. Rajoy, D. Mariano: "Yo no quiero abaratar el despido, el PP no va a abaratar el despido en ningún caso". González Pons, D. Esteban: "Nosotros no somos partidarios de abaratar el despido, somos partidarios de abaratar la contratación, sólo faltaría que a los empresarios se les facilite el despido". Sáenz de Santamaría, Dña. Soraya: "No vamos a abaratar el despido ¡no señor! Ni recorte de las políticas sociales". Sr. Montoro, D. Cristóbal: "Abaratar el despido es crear más desconfianza". Yo se lo dejo a ustedes a la libertad de su criterio, pero, qué piensan, que en esto el PP dijo la verdad o mintió.

Dense ustedes cuenta de lo que se decía sobre lo que no se iba a hacer, y tan solo dos meses más tarde, han hecho justo lo contrario, defendiendo esa contrariedad cómo si jamás de los jamases, hubieran dicho lo que dijeron antes. Es un monumento a la contradicción, además, no se trata sólo de que hayan abaratado el despido, cosa que ya les deja a las personas que acabo de nombrar, la palabra hecha mistos, es que han ido mucho más lejos, muchísimo más lejos, pues no se han conformado con abaratar el despido, lo han facilitado hasta extremos increíbles. La reforma laboral, facilita y de qué manera, que el empresario pueda prácticamente, despedir trabajadores nada más vislumbrar que puede tener problemas. Al trabajador le han dejado ligero de equipaje, sin nada donde agarrarse que le pueda mantener en su puesto de trabajo.

A propósito sobre lo que se dice, lo que no se dice, lo que se exagera o no se exagera. Una agencia de calificación de riesgo, sin que se me alcance el motivo de por qué tenga que mentir, ha dicho que el gobierno infló los problemas sobre la deuda recibida. No sé si esto será verdad o será mentira; si fuera verdad, sería un problema algo más que grave, pues se habría aprovechado para poder lanzar contra los asalariados la reforma laboral. El gobierno lo niega, y en ese razonamiento, quiero estar a su lado, sin olvidarme que en lo de no abaratar el despido han faltado a la palabra dada, han incumplido colectivamente lo que dijeron que no iban a hacer; claro, que lo que dijeron que no iban a hacer, lo hicieron cuando no eran gobierno, por eso en puridad, no puede decirse a la hora de hilar fino, como dicen algunos, que el gobierno nos ha mentido. Sí puede decirse que el gobierno cuando estaba en la oposición, en plena campaña electoral, dijo lo que no iban a hacer y luego lo han hecho ya como gobierno ¿podemos llamar a eso mentir? Creo que sí, porque la mentira es faltar a la verdad y no tiene ninguna correspondencia de causa efecto la situación personal de quien miente o de quien dice la verdad.

Ya les dejé dicho desde estas mismas páginas, que al Sr. Rajoy, le ha bastado pisar la Moncloa, para saber que una cosa es predicar y otra es dar trigo.
Por cierto: ¿Qué tendrán los Presupuestos Generales que no los dice el gobierno ni a la de tres, ni los va a decir seguramente antes de las elecciones andaluzas? Todo y que, incluso desde Europa, le han dado al gobierno un tirón de orejas para que cumpla ya mismo con esa cuestión gubernamental de hacer públicos los Presupuestos.

A propósito de las elecciones andaluzas, los del PSOE es que ponen un circo y le crecen los enanos (perdón por la metáfora), estando cómo están los socialistas, solo les falta a unos días de las elecciones en Andalucía, que entre ellos se den públicamente navajazos en la yugular política, dando esas muestras que están dando de egoísmos personales, por ver qué lugar ocupo o dejo de ocupar en no sé qué despacho, en vez de estar haciendo una política unitaria y creíble para el electorado. Me resulta especialmente llamativo que vayan los socialistas a perder en su mejor feudo, que es Andalucía, por primera vez unas elecciones autonómicas a pesar de la dureza contra los trabajadores de la reforma laboral del PP.

El problema no es de ahora, se acentuó en Sevilla con un conato de bicefalia que generó lo de Chacón y Rubalcaba. En España, las primarias en un mismo partido las carga el diablo. ¡Qué diferencia y qué envidia con EEUU, donde se enfrentaron el Sr. Obama y la Sra. Clinton! Se dijeron de todo menos bonito, pero finalizado el asunto, al Sr. Obama le faltó tiempo para colocar a su lado a su rival más enquistado, dándole uno de los puestos de máxima responsabilidad de su gobierno. Aquí estamos en las antípodas de entender y practicar en los partidos la democracia interna.