TW
0

Anduve estos días por la meseta, o sea: Madrid. En Madrid he vivido muchos años pero mi alma allí evoca siempre otro tiempo y otro lugar. Como dice Serrat «¿Qué le voy a hacer, si yo nací en el Mediterráneo?" En el Mediterráneo, sí, y eso no me lo quita nadie, como nadie consiguió ganarme para la causa de tierra adentro (ni para cualquier otra causa de tierra afuera tampoco, trato de ser un espíritu libre).

El motivo que me trae el Mare Nostrum a colación es que ahora por estos pagos mesetarios ha nacido una nueva gilipollez, fruto de la imaginación calenturienta de ciertos emprendedores. Se ha puesto de moda "lo mediterráneo". En efecto: pasas por un restaurante cualquiera del centro y como alternativa a los restauradores del soplete, imitadores burdos del Ferrán ese, a los que ya se les ha visto el plumero, ahora triunfa "la cocina mediterránea".

O sea: el aceite de oliva de siempre, como si aquí hubiéramos cocinado alguna vez con mantequilla como los anglosajones, claro que tras la proliferación de los "krastyburgers" no me extrañaría que pronto fuera así.

El día que eso ocurra: "Empujad al mar mi barca/ con un levante otoñal/ y dejad que el temporal/ desguace sus alas blancas"

Y ya lo último. ¡Es que me parto de risa! Paso un día por «Palestra» y alucino. Palestra es el gimnasio más pijo del barrio de Chamberí donde los musculosos depilados (o musculados depilosos si lo prefieren), además de marcar paquete, se pasan el día desde los aparatos al espejo a hacer posturitas y viceversa. Paso por delante de Palestra, digo, y veo un cartel que dice: "gimnasia mediterránea" ¡ya lo que me faltaba! ¿qué será la gimnasia mediterránea? Algo así como una sesión de pesas bañadas en aceite de oliva y perfumaditas de brea?

La gente no es más tonta porque no la dejan. ¿Qué sabrán estos mesetarios de lo que es el Mediterráneo? ¿Qué sabrán del intenso azul turquesa; de la Tramontana poniendo música a las drizas del Lidia? ¿Qué sabrán del rojo intenso de la tarde dorando unos hermosos cabellos a contraluz, del mirto y los lentiscos?

"A tus atardeceres rojos/ se acostumbraron mis ojos/ como el recodo al camino".

¿Qué sabrán, los campeones de la polución ciudadana en suma, de colores, sabores y tactos? ¿Cómo se atreven algunos nacidos en el reino del frío granito plagado de negras concreciones a mancillar con su verborrea publicitaria, el blanco del dúctil y maleable marés de la Hélade y las costas de la Hélade, la patria y las formas de un griego como yo, exiliado en el tiempo, aunque nacido entre los modernos en una isla igualmente mediterránea.

"Y amontonado en tu arena/ guardo amor, juegos y penas."

Malos tiempos corren para muchas cosas y la crisis estructural, de valores, de civilización incluso, se nota en lo más nimio, desde «la arruga es bella» de Adolfo Domínguez, al feísmo de ciertas manifestaciones del arte que gusta de lo grotesco como en otros barrocos de la Historia. Todos ellos, angustia, duda, desconcierto, pesimismo, son síntomas alarmantes de la decadencia de Occidente que, habiendo empezado a manifestarse a fines del XIX, bien denunciada por las Vanguardias, se diluyó aparentemente mientras los europeos estuvimos entretenidos con la Revolución Comunista y las dos Guerras Mundiales. Y ahora que no quedan ni 'comunistos' ni comunistas y que las guerras duran dos días y allá por la periferia, el centro del sistema vuelve a resentirse saliendo a la luz un proceso que solo se encontraba en hibernación en espera de que su siniestro horizonte se despejara.

¿Vamos a por la Tercera?

A. República B. Guerra Mundial
(Escoja A, B, o A y B. Cada respuesta acertada vale 5 puntos)

Lo "mediterráneo» como concepto que vende, durará lo que dure el negocio que lo inventó y dados los síntomas actuales será poco. El propio Mediterráneo se convertirá en un mar de plásticos ondulantes si los dioses no lo remedian, en el que las medusas acabarán poniéndole un piso a alguna langosta coqueta.
"Enterradme sin duelo/ entre la playa y el cielo..."
–––
terronponce@telefonica.net
www.telefonica.net/web2/terronponce