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Escuchando al Sr. Rajoy, a la Sra. Cospedal, a la Sra. Sáenz de Santamaría, uno tiene la sensación de que están muy satisfechos de las medidas que han tomado. Solo fuera por sensibilidad ante los millones de trabajadores que, sin ser los causantes de la crisis, la están pagando y a qué precio, mientras los verdaderos culpables viven a tutiplén, el Gobierno no debería mostrarse, ni tan contento de sus medidas ni tan satisfecho, sobre todo, considerando que los sacrificios no empiezan por aplicárselos a sí mismos, como han hecho el ministro griego y el italiano, que desde que llevan en el cargo, han renunciado, dada la situación de sus países, a cobrar su salario. Aquí no pasa nada de eso. De momento aquí las medidas son para que se sacrifiquen los demás. Si me dejan extrapolar el ejemplo, es como aquél que dice que quiere perder unos kilos que le sobran y para conseguirlo, ha optado por ir todos los días dos horas a montar a caballo ¡pero alma de cántaro! ¿No te das cuenta que en realidad el que hace ejercicio no eres tú si no el caballo? Aquí el que las pasa de un mal pasar no es el que ha estrujado derechos sino el que ha sido estrujado; los estrujadores siguen con sus salarios. Por cierto, la Sra. Cospedal, es la presidenta de la Autonomía de Castilla-La Mancha, y a la sazón, es también a la par, la secretaria general del PP, salvo que uno de esos dos altos cargos y altos sueldos, lo ejerza crematísticamente de manera altruista, sin cobrar un céntimo de euro, resultaría que tiene dos salarios ¡y qué salarios!. Así da gusto pedir sacrificios a los demás. Por el contrario, si solo tiene un sueldo, entonces señora, mi más sincera enhorabuena, practica usted con el ejemplo, y eso la legitima para pedir a los demás que hagan sacrificios, aun a pesar que un solo sueldo suyo, no es precisamente moco de pavo.

Déjenme que les ponga algún ejemplo que estoy cierto que ustedes lo van a entender muy bien. ¿Creen que Alfredo Sáenz, consejero delegado del Santander, después de que, en el año 2011 le pagaran 11,6 millones de euros, está autorizado moralmente para pedir sacrificios económicos a los asalariados de ese banco? Y este otro individuo, un tal Francisco Luzón, que le pagaron 6,92 millones de euros, saliéndose de la entidad el 19 de enero, después de acumular una pensión, nada más (el pobrecito) y nada menos que de 63,6 millones de euros más otros 2,8 millones por prejubilación ¿cómo se les queda el cuerpo? ¿Creen que un tío así pude pedir sacrificios? Y todo eso en unos momentos en que tenemos en España 19 millones de españoles que cobran menos de 1.000 euros al mes, cuando el salario mínimo de 641 euros está congelado y cuando rozamos los cinco millones de parados. Este último mes de febrero, por cierto, el paro se ha incrementado en 112.296 parados más, a pesar de los tremendos recortes que lastran a los trabajadores favoreciendo a los empresarios. Con toda esa catastrófica situación, ya ven ustedes lo que llegan a cobrar ciertos altos cargos, que además, viven en magníficos despachos, disfrutando de un sinfín de privilegios, aparte de esos sueldazos indecentes, que a mí me parecen en estos momentos, algo más que obscenos, para andar pidiendo a los que apenas cobran el salario mínimo y algunos ni eso, que encima hagan más sacrificios.

Con algunos salarios, es menester tener la cara muy dura para pedirle a un mileurista que se sacrifique ¡hombre! Como no sea que tenga un ramalazo masoquista y se pegue martillazos en los dedos, pues no sé que más sacrificios.

El Gobierno debería darse cuenta que en esa vorágine de recortar salarios y pensiones, están de paso recortando y de qué manera, las posibilidades de consumir, y si no se consume, no hace falta que se produzca, y si no se produce, ni se crea empleo ni se crea riqueza. Una pescadilla, para el caso gigantesca, que está empezando a morderse su propia cola. Además, eso unido a las facilidades para despedir, están dando de momento un último resultado de más de 100.000 despidos, y eso solo en un mes. Un cúmulo de hechos completamente contrarios a lo que se pretende.

Ojalá que me equivoque, no saben ustedes cuánto me gustaría, pero barrunto que cuando el gobierno Rajoy quiera darse cuenta, podrá tener de 400 a 600.000 parados más, teniendo en cuenta, que ahora es mucho más difícil que vayan trabajadores al paro, pues prácticamente, deberían haber ido ya todos los que esta locura de la crisis ha propiciado. Es decir, que habríamos tocado ya fondo. El aumento de más de 100.000 parados en febrero, es un dato alarmante, que hace pensar que tampoco con estas medidas tan favorables para el empresario, éstos vayan a ser los que realicen el milagro de multiplicar puestos de trabajo como si estos fueran panes y peces.