TW
0

Por algún motivo, la UNESCO decidió en 2001 hacer coincidir el inicio de la primavera –cada 21 de marzo– con la celebración del Día Mundial de la Poesía. La primavera simboliza el renacer de la vida, los brotes verdes en la naturaleza, la explosión de belleza que asociamos a la vitalidad recobrada… y el final de los inevitables rigores del invierno.

Desde el punto de vista astronómico, lo más destacado de esta primavera que viene será el tránsito de Venus por delante del Sol, el 6 de junio, evento que no volverá a suceder hasta el año 2117. El domingo 25 de marzo tendrá lugar el cambio de hora y dos semanas más tarde, el 8 de abril, será Domingo de Resurrección. Con el equinoccio de primavera, la duración del día y de la noche, prácticamente se igualan. Un poeta tal vez lo expresaría diciendo que la luz empieza a ganarle la partida a las tinieblas.

Vicente Aleixandre, premio Nobel de Literatura en 1977, nos dejó un poema titulado "Como la mar, tus besos", que empieza así:

"No importan los emblemas
ni las vanas palabras que son un soplo sólo…"

El carácter efímero y cambiante de lo que decimos, contrasta con su importancia radical para la especie humana, y marca la diferencia –pese a la enorme coincidencia genética– entre el homo/dona sapiens, y el mono o el gorila (si exceptuamos a los porteros de discoteca).

"…Importa el eco de lo que oí y escucho…"

Estamos formados por palabras y recuerdos, por frases que nos comunican, nos consuelan, nos acercan...y con las cuales intentamos explicarnos el mundo endiabladamente embrollado en que vivimos. Este año, para conmemorar la celebración del Día Mundial de la Poesía, el poeta catalán Narcís Comadira ha escrito un poema titulado "Quatre paraules", que se ha traducido a 20 lenguas diferentes.

Vivimos un tiempo donde la poesía parece desterrada, donde las palabras pueden llegar a matar o a herir gravemente, con versos sin apenas rima y donde el hambre se comería, si pudiese, el diccionario. La pobreza se asoma por la ventana de los ojos tristes, en forma de paisaje que todo lo inunda. El corazón asustado, se mantiene escondido en el pecho. La indiferencia es una droga dura que nos aleja del sufrimiento ajeno. El poeta a veces escribe, y otras no. Vive su vida sobre la tierra o sobrevive, con cuatro palabras para hacer su poema. Pues poesía es mirada desinteresada o gesto que ignora su propia belleza. El secreto residirá eternamente en la dulce voz de la amada… "Pensar era estar hablando contigo…", escribe Muñoz Molina, en su novela "La noche de los tiempos".

"…Tu voz, que muerta vive, como yo que al pasar
aquí aún te hablo"…

Las palabras pasan y permanecen. Pero aunque los poemas mueran o se mustien en silencio, siempre vuelven a renacer en primavera.