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Se puede hacer peor a cada fallo y acumular no hacerlo bien hasta el desastre. Se puede seguir la voz que amenaza y acabar por enfurecerla más todavía. Como sucede ahora por ejemplo, cuando los mercados descargan su avaricia contenida contra España y tras seguir sus pautas; sube la prima de riesgo, los inversores mueven sus fichas y los países vecinos nos señalan como ejemplo a no seguir, pronosticando una situación que arrasaría también con ellos, pero a los políticos ya no les importa perder la razón a largo plazo mientras refuercen con eso la mentira de distancias cortas, a pie de urna y rotativas.

El mundo a largo plazo está extinguido. No hay horizonte al que confiar el rumbo, todo sucede a bote pronto, acumulando reacciones que engranan un futuro imprevisible. Lo decía Rajoy de Zapatero, decía eso, que improvisaba, que iba dando tumbos, que tenía ocurrencias y que de ahí le salían los disparates con los que iba gobernando España, que hacía el ridículo internacionalmente, que nadie le tomaba en serio, que la confianza cotiza en bolsa o al menos en JP Morgan, y que todos los números apuntaban a que José Luis R. Zapatero carecía de valor alguno . Y ahora es él, el que empeñado en no desdecirse prefiere no pronunciar palabra, ahora es a él, a Mariano Rajoy, al que los mercados le torean y valoran, ahora es su confianza la que tiene precio y vale nada, según se dice. Repasando las hemerotecas, releyendo lo que cada uno dijo cuando tenían los puestos intercambiados, uno tiene la sensación de que PP y PSOE es un mismo partido a destiempo, al menos en lo que a combatir la crisis se refiere los dos tiran hacia el mismo lado: contra los más castigados.

Y entre lo que apretó uno y lo que ahora exprime el otro, en poco tiempo no les quedará qué extraer. ¿10.000 millones de euros menos en Sanidad y Educación?: una cosa es un recorte y otra cosa muy distinta es una amputación. Pero claro, si uno quiere invertir en el sector privado no hay forma más barata que desabastecer al sector público, entre lo que te ahorras y lo que despejas el terreno doblas la inversión nada más ejecutarla. No sé, tal vez se hayan perdido demasiadas cosas en tan poco tiempo, y no se hace difícil imaginar qué nos quedará de aquí a tres años, si esto sigue así, como desde hace tiempo, recortando por la parte más de abajo, sobreexplotando la pobreza. No se ve horizonte más allá de la codicia del ahora. Pero es de suponer que de seguir llenándolo todo de pólvora en algún momento se encienda la mecha.