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Al menos cinco hoteles de la Isla han llevado a cabo importantes inversiones en la mejora de sus instalaciones, lo que representa un incremento de la categoría y una ampliación de los servicios. La administración, a través de medidas como el Decreto Nadal-Barceló, intentó alentar la inversión en los establecimientos hoteleros, sin embargo la crisis y los problemas de liquidez han impedido que esas iniciativas tuvieran mejores resultados. Por este motivo la decisión de las empresas de llevar a cabo mejoras sustanciales merece ser valorada, porque la calidad de la oferta residencial repercute de forma muy considerable en la imagen de la Isla como destino turístico. El municipio de Es Castell es el mejor ejemplo. Cuenta con la renovación de dos de sus principales y más antiguos hoteles, Hamilton y Carlos III. Su nueva imagen no solo es una apuesta empresarial sino que tiene una repercusión directa en el municipio y en su actividad económica. Muchos negocios se beneficiarán de la mejora de estos dos establecimientos, que además miran hacia el puerto de Maó, lo que significa que la relación entre este espacio único y la actividad que le rodea gana puntos y apunta a un futuro mejor.