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La tendencia a querer diferenciarse de los demás conduce, a veces, a comportamientos ridículos y a comportamientos ejemplares. Califico de ejemplares los que así son percibidos por el común de los mortales. Cuando destaca la actuación del individuo por la consecución de un bien común, es reconocido por los demás mortales como ejemplo a seguir y merecedor del elogio correspondiente.

Lo anterior es aplicable a los individuos que dedican su tiempo a la gestión de lo público, a los que hacen política. Guiados por la estrella que debe conducirlos a conseguir el poder, manejan la promesa como banderín de enganche y en cuanto lo consiguen se apuntan a las actuaciones espectaculares que les garanticen la permanencia en el cargo.

En los momentos en que el dinero es un bien escaso surgen las vacilaciones. Las promesas no se pueden cumplir y es de aplicación lo que Winston Churchill definía como un buen político. El que hace las promesas y al no poder cumplirlas da las explicaciones pertinentes para ser comprendido y perdonado por la mayoría.

Y en estas estamos. Se obtiene mayoría absoluta desde el Gobierno de España hasta la mayoría de ayuntamientos pero el camino hacia la felicidad aparece intransitable. Es la hora de las excusas, de explicar el porqué no se puede hacer lo prometido. Lo inmediato y más repetido es dar la culpa a la herencia recibida, acusando de dilapidadores a los de la mayoría anterior y olvidando las actuaciones del gobierno Matas que gastó en obras fastuosas e innecesarias los dineros que ahora faltan. Y no es solo en Mallorca donde se produjo el dislate. También en Menorca tenemos ejemplos de lo que no se debe hacer. El desembarcadero de Son Blanc o el desvío de Ferreries son dos excesos que se suman a la suspensión de pagos actual.

Deberían los actuales responsables meditar cuidadosamente en dos proyectos que aparecen en el horizonte dos inversiones millonarias y de difícil justificación. Lo de convertir S'Enclusa en un centro de estudio y seguimiento de la Reserva de la Biosfera y de la construcción de un edificio para albergar un Parc Bit. En ambos casos el trabajo a realizar, que puede ser importante, depende más de la valía del personal humano que lo haga funcionar que de los envoltorios fastuosos que se pretenden.