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Lo de la banca privada, un servidor lo entiende como tal, hasta que ésta acude al Estado para que éste, con dinero de todos los españoles, le tenga que prestar miles de millones, por más que un banco siga siendo privado. Pero la ciudadanía, a través del Estado, debería, por lo menos, ver cómo se depuran las responsabilidades que puedan haber tenido incidencia en el sistema bursátil del país, máxime, si resulta que finalmente el Estado se convierte en el mayor accionista, caso de Bankia en este momento. Entonces, una caja o un banco, debería dejar de ser privado, para ser estatal.

También podría ser de interés político, y por ende de la ciudadanía, saber qué ha pasado con los dineros de 400.000 inversores. En cualquier caso es un clamor en la calle, en la prensa y en cualquier parte, que lo de Bankia debe ser aclarado y explicado públicamente. Es un error, y no pequeño, el empecinamiento del PP en que la ciudadanía no vea la "pelusa" que esconden las alfombras de Bankia. Es un error garrafal que desbarata cualquier discurso de credibilidad en aquellos que aprovechándose de su mayoría absoluta, se han negado a crear una comisión de investigación.

¡Pero almas de cántaro! ¿No se dan ustedes cuenta que al no investigar ni depurar lo que han hecho los gestores de Bankia, lo que sucede es que cercenan de cuajo la confianza que a la gente le pudiera quedar sobre esa entidad?

Lo primero que un inversor se pregunta es: ¿qué habrá pasado en Bankia que los del PP se niegan a que se depuren las responsabilidades?

¿No fue Esperanza Aguirre, la que dijo hace unos días que la fusión de Bankia se hizo a punta de pistola? ¿Qué parte del desastre financiero de esas cajas de ahorro, se deben a una mala gestión política? ¿Qué fue lo que quiso decir exactamente la señora presidenta de la Autonomía madrileña? ¿Quién asesora al Gobierno para que se oponga a esclarecer los hechos?

Así, con esta opacidad, no hay forma de que se pueda confiar ni en Bankia, ni en los bancos, ni en el Gobierno. Creo que han tomado la peor de las peores decisiones posibles.
La gente de la calle, la ciudadanía en definitiva, no puede asistir al espectáculo de ver como miles de personas pierden sus ahorros por culpa de una mala gestión en una entidad bancaria, que, además, ahora va a tener como dueño principal, precisamente al Estado, sin que el gobierno de ese Estado, no ponga los medios para aclarar las cosas. La postura de este gobierno con Bankia, más que generar confianza, crea todo lo contrario, y no solo en Bankia, colateralmente, como antes decía, también con el Gobierno.
Conviene recordar, y para eso están las hemerotecas, que el actual presidente del Gobierno en la oposición decía, que iba a ser claro, sin ocultar la situación, fuera ésta la que fuere.

¿Cómo creen ustedes que digiere el personal que el director financiero de Bancaja, Aurelio Izquierdo, ha podido tener una indemnización de 14 millones de euros, según la Memoria de Cuentas de BFA?

¿Cómo es posible que todo un Ministro de Economía, el señor De Guindos, dijera que para sanear a toda la banca española, harían falta unos 15.000 millones de euros, y luego resulta que solo para Bankia, hacen falta 19.000 más los cerca de 5.000 ya recibidos? Extrañas matemáticas las que maneja el ministro.

No me extrañaría que la banca fuera intervenida. Algunos analistas cifran en unos 100.000 millones el monto de lo que realmente se necesita para sanear nuestra banca.
Por otro lado, el día 30 de mayo de 2012 y el 31, la prima de riesgo se puso en los 540 puntos, situación que de no corregirse rápidamente, nos lleva derechos al despeñadero.
La falta de rigor, ese estado dubitativo de decir tres cosas distintas en un mismo día para tratar un mismo problema, no es otra cosa que el antídoto de la confianza. El director del Banco Central Europeo, acaba de decir, que la gestión de Bankia se ha hecho de la peor manera posible, a lo que hay que añadir, la reticencia en no aclarar cuanto antes, lo que han hecho sus gestores. Ese es otro lastre cada vez más pesado a medida que van aflorando algunos datos sueltos. Ahora sabemos por ejemplo, que siendo presidente el señor Rato, no tuvieron en 2011 beneficios, sino más de 3.000 millones de pérdidas. Toda esta madeja de una situación cada vez más enrevesada, es un verdadero caldo de cultivo para crear desconfianza en el sistema bancario y sobre todo en el Gobierno.