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La madre llevó al niño al ambulatorio para hacerle un análisis. Hacía un calor espantoso, agobiante. Nada más ver la aguja, la criatura se puso a llorar como un descosido. Pero entonces, gracias a la serenidad y buen hacer de la enfermera, y al aplomo y consuelos de la madre, la cosa acabó felizmente. Fue una mañana de sangre, sudor y lágrimas.
Esto me recuerda la histórica frase de Churchill - estadista británico con nombre de tabaco, que tenía un sentido del humor muy fino e incluso cáustico - dirigiéndose a sus compatriotas en los peores momentos de la Segunda Guerra Mundial.

Un líder no promete lo que no puede cumplir, no engaña, no edulcora la realidad para obtener beneficios personales…solo si confiamos en él, le seguiremos. Por mal dadas que vengan las cosas…

Tras la contienda, todo quedó devastado y por reconstruir. Alguien tuvo la brillante idea de proponer una unión de países, para que una experiencia horrenda como aquella no se repitiese jamás. Una Comunidad Económica Europea, con la esperanza de que si se empezaba por el libre comercio, con el tiempo, el resto iría detrás. Sin comercio, no hay civilización que valga.

Derribar fronteras suele ser mucho más difícil que ponerlas. A fin de cuentas somos tan territoriales como otras especies. Vemos lo ajeno como amenaza o, todo lo más, como turista. Necesitamos pertenecer a algún lugar, hablar un idioma común para entendernos y organizar fiestas patronales durante todo el verano. Sin esa identificación colectiva, no somos nadie. ¿Cómo hacer pues, de lo diverso, un proyecto común? ¿Existen metas que nos unan, además de las deportivas?

Aumenta la temperatura y todo se transforma. Es la perspectiva del verano que se acerca con la llegada de "Sant Joan" en Ciutadella. Una tabla de salvación para muchos que necesitan gente con algo de poder adquisitivo y ganas de demostrarlo.

Cuando una sombra donde corra un poco el aire, se puede convertir en la posesión más valiosa. El agua fresca, la arena limpia, el rumor de las olas golpeando suavemente a los bañistas…Cuando el calor aprieta, uno se refugia donde puede. Aumenta inexorablemente la venta de helados y refrescos; volverán los Juegos Olímpicos para recordarnos nuestra deuda inmaterial con Grecia. Es tiempo de ser solidarios y no solitarios. El evasor fiscal canta "Suiza, patria querida…" porque se siente seguro y hasta patriota. ¿Qué tiene de malo? pregunta. Y es que con el dinero no se juega, excepto en el casino. Pero hemos convertido la economía en un gran casino y lo hemos perdido todo apostando al ladrillo. Habrá que pagar las deudas y empezar de nuevo.

A finales de junio tendrá lugar otra cumbre europea. Reformas estructurales, unión bancaria, unión fiscal y política…Cuando el calor aprieta, cuando el agobio se hace insoportable, dejémonos de ventiladores…por fría que parezca el agua…habrá que tirarse de cabeza.