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"Existe al menos un rincón del Universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo".
(Aldous Huxley)

Autoestima es el conjunto de sentimientos que uno tiene acerca del mayor o menor valor de su propia persona. Es la suma de la confianza y el respeto hacia sí mismo. Para una buena autoestima es importante conocer el propio "yo" por medio del autoexamen o introspección. Sabiendo nuestras destrezas y limitaciones tenemos más ventajas para calibrar razonablemente nuestras posibilidades y priorizar. "Somos las decisiones que tomamos" (Meryl Streep).

Una buena autoestima nos ayuda a controlarnos razonablemente el propio programa de vida, mandar sobre nuestras decisiones y sentir más seguridad. Esto fomenta que nuestras aspiraciones puedan alcanzarse si estamos dispuestos a invertir en ellas la atención y voluntad necesarias. "Desarrollar la autoestima supone aumentar nuestra capacidad de ser felices, sentirnos capaces de afrontar la vida con mayor optimismo y confianza". (Ana Isabel Saz Marín).

Para los humanos unas buenas relaciones afectivas con otras personas contribuyen de forma decisiva y favorable en su autoestima. En segundo lugar suelen estar sus ocupaciones o actividades gratificantes, remuneradas o no, que implican un cierto esfuerzo y el empleo de las propias habilidades o talentos. Es mejor cansarse que oxidarse. Las tareas que canalizan nuestra solidaridad y bondad con los demás son salud mental y física para quienes las ejecutan. El idealismo solidario es un factor que protege nuestro "yo". "Fijaros metas diversas que den significado a vuestra existencia; esto es, dedicaros a personas, grupos o causas" (Simone de Beauvoir). Es indispensable saber distinguir la bienhechora autoestima del narcisismo. La primera es la valoración global, positiva, razonable y optimista de uno mismo sin menospreciar a nadie; lo segundo se basa en valorar, en exclusiva, las capacidades y talentos que alimentan el sentimiento de soberbia, superioridad y poder sobre el prójimo. Los narcisistas son egocéntricos, egoístas, con fuerte tendencia a vanagloriarse de sus propias aptitudes y a tratar a los demás con desprecio. "Proponte objetivos honrados, realistas, que puedan lograrse a corto plazo. Acepta aquello que no se puede cambiar y reconoce lo que sí se puede modificarse, en ambos casos se evitan sufrimientos estériles" (Raquel Alcalde).