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Balears acumula convocatorias de huelga en plena temporada turística. La propia del sector para el 20 de julio debido a los desacuerdos con la patronal en la negociación del convenio. Los dos días siguientes será el turno de los conductores de autobús. La de los médicos de julio no tiene una incidencia directa en la actividad turística, pero se suma a la conflictividad social que está creciendo debido al malestar que provocan los recortes en la administración y las medidas de austeridad y de reducción de gastos de las empresas. La presión que ejerce la convocatoria no se dirige solo contra la otra parte, sea pública o privada, sino que afecta directamente a la economía. Esta temporada turística es vital para sobrevivir a partir de octubre y ya se ha visto afectada por la subida de las tasas aeroportuarias y el incremento de los costes de las compañías aéreas. Ahora, las convocatorias de huelgas preocupan y tendrán consecuencias en el ritmo de las ventas. Es evidente que los trabajadores, en estos momentos tan difíciles, han de poder defender sus intereses, sin embargo no debería ser necesario llegar a la huelga, ni tan solo convocarla. Por eso, las asociaciones empresariales y los sindicatos han de ser capaces de facilitar el acuerdo, de llegar a un pacto mínimo que evite más consecuencias negativas.