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(Carta a un amigo)

Hola Toni, gracias por tu mail y gracias por leerme "on line". Hace muchos años que no nos hemos visto. La red es una maravillosa fórmula para reencontrar antiguos amigos. Me pides mis impresiones particulares sobre nuestra isla de la que tú, persona inquieta, te autoexiliaste hace ya muchos años en busca de horizontes más amplios. Te cuento.

Menorca es hoy una isla acogotada por los problemas. Problemas económicos, de comunicación y problemas de identidad. Lejos queda ya aquella isla que tú conociste y que era referente de un equilibrio económico perfecto donde los tres sectores productivos tendían a repartirse la economía menorquina en una armonía casi perfecta. Hoy no tiene ninguno que le funcione. La industria ha quedado reducida a meros (aunque meritorios) testimonios residuales, la agricultura, con algunas excepciones, no encuentra otra salida que la subvención a la cual rinde pleitesía y considera un derecho adquirido, y, mientras, los servicios, el turismo, han sido supeditados en su mayor parte a un lastimoso todo incluido que conforma a algunos pero que arruina a casi todos. Menorca, la isla perfecta, ha devenido en imperfecta. En todos los sentidos.

Como acierta Murphy, y en una carambola magnífica para mejorar el desastre, este pasado invierno la isla ha quedado prácticamente aislada. Ha sido la estocada final. Ya ves que solo unas pocas décadas separan aquella isla que era la plaza más rica del país, de la que ahora ocupa las últimas posiciones en todas las estadísticas. De ser la Suiza del Mediterráneo a sentirse la Sarajevo de las Baleares. Estos últimos años de gobiernos cínicamente denominados progresistas han supuesto la ruina consolidada para la isla. Las prohibiciones connaturales con el antiprogreso se adueñaron de nuestra Roqueta. El resultado ha sido la parálisis de la isla y ahora las indemnizaciones solicitadas por los perjudicados por la inseguridad jurídica creada están a punto de hacer quebrar al propio Consell Insular.

La isla está intelectualmente supeditada a lo políticamente correcto. Los medios tienen mucho poder e influencia. Todo lo que no se publica no existe. Se lee poca prensa exterior. El retén catalanista es muy fuerte. Ha estado alentado y apoyado durante décadas por unos intereses determinados. Prácticamente ningún político habla idiomas. La isla se ha empequeñecido y se le ha restado personalidad. Menorca es hoy una isla antigua. Ha perdido fuelle.

Según un amigo, conocido abogado, la isla tiene dos cánceres: uno ubicado en su lóbulo izquierdo y otro en el derecho. El primero es el GOB, el Gran Hermano orwelliano que todo lo controla y todo lo dictamina (porque se lo permiten). El otro es una determinada facción de la actividad turística que ha venido influyendo sobre la consejería de turismo para adaptarla a sus particulares necesidades.

La polémica del catalán se vive con especial furia en la isla. Existe un sector muy fanatizado. La educación menorquina (balear) está bajo la bota del sindicato nacionalista Stei-i. Varios colegios no han permitido ahora la elección de lengua y esta prohibición casi no ha tenido repercusión en los medios. Sufrimos un feroz fracaso escolar. A los niños se les impone una jerga impropia, un cocktail ideológico-lingüístico oculta nuestro "menorquín" que se pierde sin remedio. La isla es hoy una jaula de grillos unidireccionales. Una isla enjaulada.

El localismo es un drama para una Menorca que era internacionalista por su propia historia. Ya no sabemos si somos españoles, menorquines, catalanes o no somos nada. Muchos creen que ya no somos nada. Al menos no somos lo que éramos. Menorca sufre hoy un problema filosófico. "To be or not to be". Un drama "shakespeariano". Hemos perdido peculiaridades. Extirpada la personalidad de nuestra habla nos han alineado con la Barceloneta.

Pero existe una Menorca subyacente y muchos confiamos aún en recuperar nuestro cosmopolitismo. La esperanza es, efectivamente, lo último que se pierde. Pero te advierto: si algún día vuelves a nuestro querido Mahón, no lo encontrarás. De momento lo han borrado del mapa. Ya no existe.

Y siguen las dominaciones forasteras sobre nuestra isla. Menorca, ahora capital Barcelona, ya no es la que tú conociste Toni. Eso es lo que hay. Pero ¡anímate y ven a vernos! Aunque ya no podremos bajar al puerto a pescar "quatre cabots, donzelles, morets o qualque rabossa (també està prohibit)", "xalaremos" igual. Un fuerte abrazo.