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Vamos a ver: las cosas están como para salir corriendo y no se ve por parte alguna la salida del túnel. Por otra parte ¿Qué contar ya sobre la crisis que no parezca manido? De momento y en tanto se aclara el horizonte ¿Por qué no nos lo tomamos con un poco de humor en la línea aquella de "comer no comimos pero: ¡cómo nos reímos!"?

Aviso a navegantes y navegantas: El relato que sigue es de ciencia ficción, cualquier parecido con personas o cosas es pura coincidencia.

El 1 de septiembre de 2014, la III Guerra Mundial se encontraba en pleno apogeo. Las tropas chinas del general Chu-Lin habían invadido Mallorca, apoyados desde el interior por los quintacolumnistas del "todo a cien". En ese momento los británicos, temerosos de que su estrategia mediterránea se fuera al traste, decidieron ocupar la isla de Menorca, estableciendo en ella una fuerza de intervención rápida con la que evitar que la primera coleta china apareciera tras los contrafuertes de Monte Toro.

El 13 de septiembre, l'amo de son Ganxo observo un movimiento naval poco usual en los alrededores de la isla del Aire, "això no sembla massa bo", le dijo a un missatge, llamado Tòfol de Trepuconet, que le acompañaba. Efectivamente: una escuadra inglesa se acercaba a las costas de Mahón procedente de Gibraltar. Se trataba del portaaviones Ark Royal, los destructores Repulse y Devonshire II y varios transportes de tropas.

De repente, escoltados por uno de los buques de guerra, uno de los transportes se dirigió a cala Alcalfar, mientras el otro acompaño al segundo de ellos en demanda de cala Mesquida. Entretanto, los "Harrier" del Ark Royal despegaron buscando objetivos militares que bombardear, pero al no encontrar ninguno se conformaron con destruir el monolito situado en San Felipe. Luego, los lanchones de desembarco se aproximaron, respectivamente, a Alcalfar y la Mesquida, en un claro movimiento envolvente para copar Mahón por el norte y el sur.

Tocada la alarma en la base de San Isidro, los 20 oficiales y tres soldados del acuartelamiento se aprestaron a la defensa de la ciudad. Ante el desconcierto de la jerarquía y según ordenanza, tomo el mando "el más caracterizado", que era en aquel momento el menos cariacontecido, es decir, el cabo Wilson Rodríguez, un ecuatoriano naturalizado español, que rápidamente se dirigió a Mahón para organizar la defensa desde la torre de San Roque. Entretanto, los honderos de la milicia "nacional", formada por menorquines "pata negra", se fortificaron en la Colàrsega para retrasar el avance de las tropas británicas, que ya asomaban por es Cós Nou.

Los nacionales se defendieron bien y consiguieron descalabrar al sargento mayor de los Royal Worcestershire Fusiliers, pero ante la superioridad numérica del enemigo hubieron de retirarse a las instalaciones de Pedro's Boat, donde se rindieron al coronel del regimiento escocés "Black Wach", no sin antes agotar toda la munición de macs. Al poco, la Union Jack ondeaba en el mástil existente en la instalación, después de arriar los ingleses la bandera amarilla y azul de la matrícula de mar.

Luego, los británicos subieron por la costa de ses Piques camino de Mahón al grito de "remember the Malvinas" y entraron en la ciudad después de dispersar al batallón (es un decir) español del cabo Wilson, que, una vez más, ante la superioridad del enemigo hubo también que rendirse.

Entonces el burgomaestre de la ciudad entregó las llaves al teniente general sir Robert Filstrup, comandante en jefe de las tropas invasoras y se declaró prisionero. Hecha la entrega de la ciudad, la primera autoridad se puso a llorar y su madre, na Margalida des carrer des Forn, le dijo "plora com una dona lo que no has estat capaç de defensar com un home", frase digna de figurar en mármoles dalt la Sala. En ese momento el partido anglófilo gritó: "three cheers for Britain".

Ocupado el gobierno militar, el nuevo gobernador ordenó que todos los políticos, incluido el jefe hondero, embarcaran en el Mouldi y se dirigieran a Cataluña, la tierra hermana. Al pasar delante del lazareto, el Mouldi se cruzó con el trasatlántico Queen Mary II que transportaba a la nueva clase política inglesa que iba a reemplazar a "es nostros". Se les veía pavoneándose por la cubierta, embutidos en sus trajes de alpaca y llamando al amiguete: "no te preocupes, lo tuyo está arreglado", con sus "selulares" de última generación, mientras planeaban estrategias de cómo convertir Menorca en paraíso fiscal, donde se enriquecerían los de siempre.

Eso si los chinos no ganaban la guerra, claro.

Entretanto, el mando británico reunido en el despacho del comandante en el gobierno militar de la calle Isabel II, planeaba acabar con el último bastión del españolismo local, Ciutadella, donde sus habitantes desde tiempo inmemorial no reconocían otro señor natural que el rey de España. A este efecto, desembarcaron en Fornells un batallón de carros ligeros, que se dirigió rápidamente a es Cap de Ponent

Los carros atravesaron Mercadal y a la altura de sa Costa Nova, se encontraron en formación cerrada a la caballería de Ciutadella, que al frente del Caixer Señor cargó a toque de fabiol contra el enemigo, aunque como "sa sumereta" no podía seguir al galope a los caballos, la carga se llevó a cabo a dos velocidades.

Centauros que no jinetes, los caixers, volaban sobre sus monturas, mientras los cascos hacían saltar chispas del pavimento. El ataque les salió a los ciutadellencs, como a la caballería polaca en 1939 contra los carros alemanes, es decir: mal. Pero al menos aquí no hubo bajas porque los ingleses, deseosos de evitar un baño de sangre, dispararon con avellanas.

Con la entrada de las tropas inglesas en Ciutadella, terminó la campaña y la Union Jack ondeó de nuevo sobre toda Menorca. La IV dominación británica había comenzado.

Conclusión: señores neo-anglófilos no se cansen, en el fondo sería más de lo mismo.

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