Escandell y su alumno posando - A.S.

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La última tarde de julio, fue un placer charlar con Antonio Sabino Pons, alumno que fue de una de las mujeres que más hizo por las tradiciones digamos folklóricas, intentando recuperar música, canto, diferentes pasos de baile, vestimenta todo ello muy remoto y difícil de lograr, en un momento que los mayores no daban crédito a su ansiedad por todo ello. Teniendo la suerte de verse arropada por Cosme Huguet, mestre Llorenç y su esposa na Nena.

Pilar Escandell, mujer espabilada, luchadora e incansable, logró por medio de personas mayores descubrir lo que hoy en día podemos gozar al ver el grupo Es Rebost. Rafael Saura ha recibido todas las bendiciones de aquella mujer, que según Antonio Sabino no se explica cómo al día de hoy el Ayuntamiento no le ha dedicado una de sus calles, por ser merecedora de esto y mucho más.

Maria del Pilar, visitaba predios, escuchando cantos, pasando muchas horas en Sant Climent. Era postguerra, los medios no abundaban, pero siempre que podía acudía a Migjorn, lugar de más arraigo, la tierra del médico Camps, "en Francesc d'Albranca" donde se dio el primer paso para reanudar la etapa interrumpida a causa de la guerra civil. "Es Conquet", fue uno de sus maestros, debiendo felicitar a Sebastià Gomila Pons y su grupo que han ido continuando con entusiasmo, sin desfallecer, llevando sus bailes "per tot".

– Antonio ¿cómo fue tu inicio en el mundo del folklore?
Sin apenas darme cuenta, a raíz de acudir al Orfeón Mahonés "de darrera Santa Maria" acompañando a un amigo entusiasta del lugar.

– ¿Participabas con el grupo?

Sin proponérmelo, me pidieron si quería actuar, siempre se precisaba de gente… muy pronto fui uno más de aquellos jóvenes del coro. Se pasaba muy bien, todas las semanas se ensayaban zarzuelas, obras de teatro…

– Y a María del Pilar ¿cómo la conociste?
En el escenario, me fascinaba escucharla con su voz de mezzosoprano, cómo se movía, se desenvolvía con una gracia, donaire y salero irrepetibles, dando una interpretación muy adecuada a cada uno de los papeles que interpretaba. Verla bailar "ja era massa". En una ocasión me propuso, junto a otros muchachos, que ensayáramos, nos animó y así fue, me vi involucrado a la vez que me agradó el ambiente, iba a su casa, nos enseñaba fotografías, explicaba cosas antiguas, lo hacía de una manera tan amena, que te transportaba en su mundo. En ocasiones nos mostraba diferentes pasos, ropas antiguas, objetos de la payesía que había ido recogiendo, todo muy sencillo y de una gran calidad humana. Incluso nos invitaba a que la acompañáramos a alguna finca predial para hacer fotografías, dando ambiente del pasado siglo. Recuerdo que en Sa Creu d'en Ramis, siempre fuimos muy bien recibidos.

– ¿Recuerdas quiénes formabais el grupo?

Por aquel entonces, tenía veintiún años y conocí mucha gente. Cecilia Morro y su hermano, las hermanas Mercedes y Luisa Catchot, Pito Costa, Lali Pons, Gracia Mercadal y su hermano Nito, Carmen Coll, Alicia Huguet, la hija menor de mestre Cosme, Lina Camps, Pilar Seguí, Beltrán, y muchos más que lamentablemente ahora no recuerdo, pidiendo disculpas por ello. Al final bailábamos en diferentes hoteles, Cova d'en Xoroi, la sala de fiestas Sésamo de la calle Virgen de Gracia, siendo requeridos en actos culturales o al llegar alguna personalidad a la Isla.

En cierta ocasión fuimos a Mallorca donde pasamos dos días y de allí junto a los grupos mallorquines e ibicencos nos dirigimos a Perpiñán, donde se celebraba un encuentro de bailes folklóricos. Obtuvimos un gran éxito.

– ¿Sonabas algún instrumento?
No. A pesar, que a los trece años mi padre me regaló una guitarra, fui a clase con el señor Cosme, pero no pasé de ahí. Bueno sí… Por las fiestas de Navidad junto a mis amigos íbamos a cantar serenatas, algo muy divertido. En ocasiones ni tan siquiera abrían las ventanas, mientras que otros nos invitaban a pasar, ofreciéndonos galletas o pastissets y moscatel. Salidas de acampada, acompañando el repertorio de toda la vida.

Con María del Pilar aprendí a tocar las castañuelas, se suponía que era básico para el acompañamiento del baile.

– ¿Qué bailabais?
El fandango de Mahón, el de Sant Climent, la jota de Mercadal, la jota Fandanguera, entre otros.

– En las postales de Dolfo y otros de los años sesenta, observo que tu vestimenta era muy adecuada, ¿quién fue tu sastre?
Sastre no, "sastressa sí". Nieves, la tía de Murillo que vivía frente al cine Consey, por supuesto no se conocía la vestimenta como ahora nos la ofrece el grupo de Es Rebost, se hacía lo que se podía, la que más disponía de ropero era Pilar, ella nos iba asesorando.

– Amén de tu maestra, na Pilar ¿a quién destacarías?
A Guideta Gomila, esposa de Victoriano Pons "es ferrer de sa Raval" vivían frente a la iglesia de San Antonio, disponía de un gusto especial colocando muebles o arreglando su patio para ser todo ello fotografiado. Sus hijas Lali y Marianita fueron muy buenas compañeras.

– ¿Para finalizar, ¿qué desearías destacar de tu infancia y juventud?
Poca cosa, nací a finales de 1943, el segundo de una familia de obreros. Mi infancia transcurrió igual que la de cualquier niño de aquel tiempo. Nací y crecí en el camino de Santa María. Recorriendo tancas, jugando a fútbol, fui al Colegio Cervantes, pasé a Maestría. Jugaba con José los hijos de Niní Seguí, conocida por "Palerma", Lucinda Fontanals, Francisco Orfila, Abelardo Portella, Beli, ca na Martina, y tanta gente que nos tratábamos como familia, lamentando no acordarme de todos.

– ¿A qué te dedicaste?
Con catorce años fui a trabajar de aprendiz de platero al taller del señor López (padre). Pasé a la nueva fábrica de su hijo, dejé el buril por "El Caserío" de la calle Vasallo, del que guardo un buen recuerdo. Para cualquier joven representaba un buen referente. Y de allí a la compañía AVIACO, "sa vida és un buf". Estoy jubilado y viviendo unos momentos felices junto a la que ha sido mi esposa y compañera Catalina Coll, tenemos dos hijas y la alegría de la familia cuatro nietos, tres chiquillos y una niña.

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margarita.caules@gmail.com