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El 1 de septiembre entrará en vigor la subida del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), uno de los acuerdos adoptados por el Gobierno central para paliar el enorme déficit público que padece España. Esta impopular medida ha sido acogida con gran preocupación por las empresas, que prevén graves consecuencias, tanto para los propios negocios como para el consumidor. De hecho, se califica de error, ya que si la profunda crisis económica ya había paralizado el consumo, se augura que ahora el incremento impositivo frenará todavía aún más las ventas. Los empresarios consultados por este diario en el reportaje que publicamos en nuestra edición de hoy son críticos con esta decisión. En este sentido, señalan que los márgenes de beneficio se reducirán y no pocos establecimientos tendrán que cerrar, lo que generará más paro. El aumento del IVA tendrá repercusiones diferentes según los sectores, pero lo que se espera es que la demanda decrezca. En algunos casos, el aumento lo podrán asumir, en parte, las empresas, pero en la mayoría de casos el gran damnificado será el ciudadano. También desde la hostelería no se acaba de entender que el motor de la economía sea penalizado. Todavía es pronto para evaluar los resultados, pero de momento el pesimismo es el sentimiento generalizado.