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El Gobierno andaluz y especialmente los socialistas, arrastran desde que se destapó el más que feo asunto del escándalo de los ERE, un déficit muy difícil de neutralizar de honestidad y credibilidad política.

Han sido muchos, demasiados los millones de las arcas públicas del contribuyente andaluz, los que presuntamente se han volatilizado en una, a estas alturas, muy torpe manera de gestionar los dineros ajenos. Solo el fondo que dio lugar al fraude de los ERE, para que ustedes se hagan cargo, le ha supuesto a la Junta de Andalucía 1.217 millones.
Aparte del escándalo que todo este asunto supone para los socialistas, pero a tenor de lo escuchado y leído, no solo para los sociales, lo que sí es desesperante, es darnos cuenta públicamente de como los políticos, en general, usan todas las argucias que pueden y más, para cubrirse las espaldas cuando los "pillan" con las manos en la masa. Y en ese lodazal, ya digo, se han cubierto hasta las orejas, izquierdas y derechas. Lo de tirar la primera piedra el que esté libre de pecado por llenarse los bolsillos con dinero del contribuyente, empieza a ponerse difícil.

17 años han estado los socialistas negándose a cualquier intento de averiguar el origen de algunos escándalos en el Parlamento andaluz. Ahora, después de no pocas reticencias y posiblemente gracias a Izquierda Unida, se ha creado una comisión en el Parlamento andaluz sobre el escándalo de los ERE. Comisión, ya les anticipo, que seguramente, ojalá que me equivoque, no servirá para otra cosa que para frustrar, no solo esta comisión, sino todas las venideras a los largo y a lo ancho de todas las corruptelas políticas del país, porque los comparecientes sistemáticamente, se acogen al derecho de no declarar (parece que podrían estar aconsejados por sus abogados), ya que lo que respondan ahora en sede parlamentaria, aunque solo tenga consecuencias políticas, podría acabar por influir más tarde, en lo que afirmen o nieguen ante la señora jueza que lleva este caso, que asómbrense ustedes, de momento va por los 350.000 folios. No le arriendo la ganancia ni le escatimo esfuerzo a la jueza Mercedes Alaya. Solo para leerse semejante "tocho" se le va a hacer este caso inolvidable.

Volviendo a la negativa de responder a las preguntas de la comisión de investigación, uno ya tenía dudas formales conociendo el paño de que una comisión política que pretenda fiscalizar las fechorías (presuntas fechorías faltaría más) de otros políticos, vecinos de bancada en el mismo hemiciclo o foro político, no puede ser más que una "patochada"; una cortina de humo para antes de llegar a responder ante un juez, difuminar al máximo la carga culpativa, por lo que la justicia les haya tomado interés. De forma metafórica, déjenme que les diga, que en pocos sitios, más que con personajes políticos "serán más los amenazados que los ajusticiados", y en eso de los ERE andaluces, ya verán ustedes en qué quedan los 350.000 folios.