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La invención del libro y la del bolsillo, son dos cosas admirables. Pero alguien tenía que unir los conceptos. El libro de bolsillo resultó ser un gran paso para la humanidad (o para esa parte que lee y compra libros). En definitiva, se trataba de lanzar al mercado algo barato y manejable. Accesible para el gran público.

La colección Austral, primera colección de bolsillo en lengua castellana, celebra su 75 aniversario. Lo va a hacer con una edición especial de la primera obra que publicó: "La rebelión de las masas" de José Ortega y Gasset. No puede haber un título más apropiado.
Resulta que dicha producción de la editorial Espasa Calpe empezó en Buenos Aires (1937) debido a la guerra civil española. Pero otro de los motivos que se han divulgado, es que tenían que hacer frente a la piratería. ¿Les suena de algo el tema?

Se ve que antes de Internet, ya existían las fotocopiadoras. Como no podemos ir contra el progreso, no nos queda más remedio que renovarnos e inventar. Cuenta la noticia, aparecida recientemente en el Diario Menorca, que la fuente de inspiración para Austral fue la editorial inglesa Penguin, que combinaba varios ingredientes: una gran variedad de títulos y géneros, diseño atractivo, formato reducido y precios asequibles. Con eso se forraron. Fue una idea comercial estupenda. ¿Qué pasa cuando le das a la gente lo que pide o necesita, con calidad y unos precios competitivos?

Cuando hablas con empresarios y comerciantes te cuentan las penurias a las que tienen que hacer frente y los quebraderos de cabeza que todo ello les produce. Vivimos un largo invierno laboral, donde el factor humano es el más preocupante. Cuando no hay crédito nos sentimos desacreditados. El crédito es una cuestión de confianza, así que hay que ser de fiar, nos dicen. Paradójicamente, en los malos tiempos hay que empezar por los valores.

El primer título fue "La rebelión de las masas" (1929), una obra que nos hizo leer nuestro profesor de Filosofía en el instituto, el señor Calderón (junto a "La mente humana" de Pinillos o "El criterio" de Balmes). Creo que la primera vez que lo leí no me dijo gran cosa, aunque subrayé algunas frases. Pero años después, su relectura me impactó profundamente. Si el libro - que contenía un prólogo para franceses y un epílogo para ingleses - era el mismo ¿qué había cambiado?

Hay libros que son como minas; cuanto más escarbamos, más oro (simbólicamente) encontramos entre sus páginas. Ortega conjuga la belleza formal con la densidad de contenido. Fue un pensador, en el mejor sentido de la palabra, al que le tocó vivir una época convulsa que resultó ser "su circunstancia". Todos tenemos una circunstancia, única e intransferible, que debemos atender.

La nuestra exige que nos pongamos las pilas rápidamente, para no dejarnos llevar por las características de ese hombre-masa tan bien descrito por Ortega. Sus rasgos psicológicos o vitales, se asemejan a los de un niño mimado.

En las circunstancias actuales, no tendremos más remedio que madurar.